Primer encuentro.

3.1K 256 53
                                    

¿Sabías que algunos híbridos llegaban a pasar los primeros meses de vida en su forma animal?
¿No?
Pues los chicos tampoco.
Pero es que esto tenía bastante lógica si lo pensabas.
No tenían la capacidad suficiente para mantener un control de la transformación, por lo que era usual que hasta por estornudar aparecieran las partes animales o ya de plano, el proceso completo.

Así que cuando los Rubegetta fueron de visita a casa de Luzu para poder conocer a Roier, hubo cierto malentendido con un "regalo".

- ¡Bienvenidos! - les recibió Luzu con bastante emoción que incluso dudaron de que estuviera bien.
Tenía un bebé de días de nacido en casa y se veía fresco.
¿Qué cosa se había metido que no comparte?
Porque ellos olvidaron lo que era dormir por estar cuidado al pequeño Spreen, era un bebé demasiado curioso, consentido y que lloraba cada que intentaban dejarlo en su cuna.
Lo cual nadie creería si lo viera en este momento, demasiado tranquilo durmiendo en brazos de Rubius.
¿Ya habían pasado por los meses complicados?
Rogaban porque así fuera.
Ya no podían tomar tanto café sin sentir que les daría un ataque.

- Wow Chaval, que te ves... Muy bien. Muchas gracias por invitarnos a conocer al pequeño Roier.- Vegetta no lo admitiría libremente, pero le agradecía a los Dioses que esto pasara ya que está era una de las pocas salidas que tenían desde el nacimiento de su hijo, quería lograr que su cachorro conociera algo más que el castillo en el que vivían.
Seguían luchando con ciertos temas y saber que Rubius pudo pasar más allá de sus límites lo tenía emocionado.

- Por favor pasad, Quackity está en la cocina y Roier en su siesta. Por lo que tenemos tiempo para ponernos al corriente- se hizo a un lado dejándolos pasar. Estando tanto en las nubes por el nacimiento de su hijo que olvidó siquiera prestar atención en lo que pasaba con sus amigos. Aunque ya después les agradecería por el lindo regalo que traían en brazos.

- Chiqui, deja a Spreen en el cuarto de Roier para que siga durmiendo ¿Sí? Unos minutos para que descanses,  llevas cargándolo desde anoche.- No quería que los demás supieran de la pequeña problemática que tenían en casa por lo que susurró dejando un pequeño beso en su mejilla y un leve empujón hacía el nuevo cuarto del bebé. Ya después tendrían oportunidad de hablarlo con más calma.

El rubio quiso negarse pero tenía que admitir que estaba algo cansado.  Ademas ,tenía que ser seguro, ¿Cierto?
Estaban en la casa del alcalde, todo tenía llave, cada esquina cubierta con acolchado y hasta el piso tenía un especie de tapete suave.
Nadie entraba con los guardias al rededor.
No había forma en que su niño saliera lastimado.

Con cuidado le acomodo a un lado de ese lindo castaño que estaba enredado entre varias mantas de súper héroes, dejando una pequeña caricia en esas regordetas mejillas.
Sabía que solo serían unos minutos y luego vendría a revisar sin que Veg le reclamará por ello, debía entender que no podía estar tanto tiempo alejado.

Con cierto temblor volvió hasta la sala, creyendo que estaría bien.
Y apenas se había sentado a un lado de su esposo cuando escuchó un llanto.

Corrió con todas sus fuerzas llamando la atención de los demás quien le seguían sin entender que había pasado.
Roier era demasiado tranquilo que incluso llegabas a olvidar que tenías un bebé en casa.

Y cuando sintió que su corazón se saldría por el susto, ahora estaba entre morir de ternura o preocuparse al notar a un pequeño bebé castaño jalandole las orejitas a un Ozito pelinegro.

- ¿Oh qué ese era Spreen? Pensé que traían un peluche para Roier.

Luzu quiso darse un golpe por ello.
Incluso estuvo a poco de preguntar donde habían conseguido un osito tan bonito porque parecía ser el peluche perfecto para que su pedacito de melocotón abrazara al dormir y les gustaría un par más.

- Buena forma de conocerse, ¿No creen?- dijo Quackity acercándose para ayudarle a Rubius con esto.

Y mientras trataban de hacer que Roier soltará las orejitas de Spreen (porque por la mierda, si que los bebés tenían fuerza en esas manitas), unos ojitos violetas veían curiosos a lo que tenía frente a él.

Al notar como su cachorro no lloraba, pensaron que lo mejor era dejarles así.
¿Qué tan malo sería ceder a un capricho?

Aunque el arrepentimiento llegó después cuando Roier no podía dormir sin estar abrazando a su "ozito".
Lo que los llevo a durar un tiempo viviendo en casa de Vegetta.

Ahora sí que sabían que complicado era ser padres...

Ahora sí que sabían que complicado era ser padres

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


















Créditos de la imagen a Kishu 666.

Nueva historia y veamos si no muero en el intento.
¡Gracias por leer!

Karmaland Next Gen: Little adventure.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora