Insomnio

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Roier está a muy poco de darse de golpes contra la pared para poder descansar un poco.
Lleva una semana entera sin poder dormir como es debido, su mente no le deja en paz.

Si no es la escuela, son sus actividades fuera de.

¿Por qué seguía aceptando participar en las obras de teatro de Rob?
Claro, porque es su mejor amigo y él es el único al que le quedan tan perfectos los papeles de chicas con vestido rojo.

Igual eso le quitaba el poco tiempo libre.

Y ahora mucho peor con la temporada de exámenes que le tiene memorizando diez temas al mismo tiempo.

— La raíz cuadrada de 589 es igual al año en que fue la guerra de los pasteles sumando la fracción de la caída de la URSS— dijo con los ojos entrecerrados en la hora de estudio.
Los libros al rededor suyo solo mostraban lo dedicado que estaba a tener una buena calificación.

Mientras que sus amigos la tenían fácil.
Y no es que él fuera tonto, solo que a veces se distraía.
Carre tenía buena memoria, Rob podía mantener un excelente promedio con estudiar una vez cada tema y Spreen...

Ese cabron podía leer el tema una hora antes del examen y aún así sacar como mínimo un 9.

Sabía que era hábil en ciertas materias, pero el tema de química era lo peor.
Herencia de su madre por lo que sabe.

— Deberías dormir, vos pareces un zombie.— comentó Carre mientras se tomaba un mate aún cuando la bibliotecaria se lo había prohibido varias veces.

— ¿Cómo no se me ocurrió eso? Pensé que era obvio que me negaba a dormir para tener el disfraz perfecto para halloween— dijo con total sarcasmo mientras rodaba los ojos.

Estaba de muy mal humor.
Y una cosa era tener un maleducado en el grupo (Spreen) como para tener que aguantar a dos.

— ¿Ya intentaste algún truco para dormir?
No sé, tomar té, escuchar música relajante, yoga.— sugería Rob mientras terminaba de dibujar el nuevo diseño que le daría a su madre para el próximo desfile de otoño. Sería el último desfile donde participaría antes de irse al internado de música.
Era bueno el diseño, la moda, pero la música le apasionaba más.

— Con la yoga me dí cuenta que si quisiera me la podría chupar a mi mismo...

Susurró con la cabeza baja haciendo que Carre escupiera el mate sobre todos los libros.
Causando que fuesen expulsados de la biblioteca.

Le dolía la cabeza, estaba inestable.
Quería llorar, darse de baja de la escuela.
Todo.
Pero no podía.

Rob y Carre no iban a aguantar tampoco, así que llevándose casi a rastras a Roier a su casa recordaron que está no era la primera vez que el castaño sufría de insomnio.
Solía pasar cada tanto y por lo que sabían, solo era cosa de llevarlo a casa de los Rubegetta y ahí salía como nuevo.

¿El señor Vegetta tendría un hechizo?
¿La comida del señor Rubius provocaba sueño? Con eso que es un oso e hiberna.
O como fuese.
No perdían nada con intentar.

Aunque casi se rinden al darse cuenta que debían subir un montón de escaleras con Roier encima.

— ¿No podemos dejarlo acá? Y decirle a Spreen que venga por él.— sugirió Carre intentando tomar aire notando que aún estaban a mitad de camino.

Rob seguramente le diría que estaba imbécil por siquiera pensarlo.
Roier era su amigo y no iban a dejarle abandonado ahí.

Pero en menos de un minuto vio como ponía a Roier sobre la escalera con cuidado, sacaba su celular para mandar un mensaje y se iba de lo más normal.

¿No era joda?
Okay.

— Espero vos puedas dormir o seré yo quien te golpee contra la pared.— le dió una pequeña palmada en el hombro bajando casi corriendo.

(...)

— ¿Te sentís mejor?—

Roier estaba acurrucado sobre Spreen, teniendo su cabeza en el pecho del moreno, escuchando el latir de tu corazón mientras le abrazaba como koala.
Sus ojos se iban cerrando lentamente.
Estaba tan cómodo.

— Déjame dormir un poco y me ayudas a estudiar...— su voz se escuchaba tan cansada mientras se atrevía a subir una pierna en la cintura del osito en búsqueda de una mejor posición.

Era relajante.
Lo que necesitaba con desespero.

Y es que cuando Spreen recibió aquel mensaje donde le pedían ir por Roier antes que este rodase por las escaleras, pensó que era una broma.
Pero al asomarse por su ventana lo vio tirado con un libro en la cara.

¿Acaso sus amigos son tan imbéciles como para olvidar que hay un elevador?
Casi que las escaleras eran más de adorno.

Dio leves caricias en su espalda atento a la respiración ajena.

Disfrutaba bastante esto y no crean que le gusta ver sufrir a Roier.
Si no que le encantaba poder estar con él sin morirse de pena.
Esto era ya normal para ellos dos.

Desde su primer encuentro donde Ro se negaba a dormir si no estaba abrazando a Spreen lo tomaron como algo de casi todas las noches.

Los padres de ambos pensaron que sería algo de niños, que al crecer dejarían de hacerlo.

Estaban muy equivocados.

Vale, que Roier si podía dormir en su cuarto completamente solo.
Esto era más cuando el estrés lo sobrepasaba y se ponía en un modo especial.

Quackity estuvo a muy poco de ahorcar a su hijo cuando vieron está peculiar actitud donde era un grosero con cualquiera que le hablase.
Relacionando todo a la sobre carga de responsabilidades que el mismo se ponía.

Si no era la escuela, era la clase de canto, los deportes, la obra de teatro o aceptar ser modelo en algún desfile.

El día tan solo tenía 24 horas y Roier buscaba aprovecharlas al máximo.

En búsqueda de ayuda llegaron a casa de los Rubegetta, investigando en libros, preparando remedios.
Algo que les estaba costando tanto que cuando vieron como el caía completamente dormido al apenas estar tocando a Spreen, quisieron gritar tanto de felicidad por encontrar una "cura" a su problema como por enojo al ver que era tan simple que los hizo ponerse de mal humor en su lugar.

Causando mucha pena en el pobre Spreen.
Estaba en su cama, con Roier ENCIMA.

En cualquier otra situación esto sería un escándalo.
Y ahora era lo que más buscaban los Luckity cada que notaban a su hijo de mal humor.

Se sentía como;
"Puedes quedarte a solas con Roier, tocarlo, besarlo si quieres. Si eso lo hace dormir."

Soltó una pequeña risa al notar que incluso se estaba chupando el dedo por lo relajado que estaba.

Nadie, absolutamente nadie (que no fuesen sus padres o los de Ro) debían saber que esto era lo que ambos necesitaban para descansar.
Ya que admitiendo unas cosas, Spreen también se ponía mal en estás fechas.

Y la mejor cura a un mal humor era acurrucarse con la persona que te gusta.

Fácil.
¿No?

Karmaland Next Gen: Little adventure.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora