Y así acepte que me gusta Spreen.

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Edades de los chicos:
Spreen 15 años.
Carre 15 años.
Robleis 15 años.
Roier 14 años. (A poco de cumplir 15)

Tenían literalmente toda su vida conociéndose, por lo que no era de extrañar que se hicieran amigos.
Y aunque llegaban los malos comentarios de que era obvio que estaban obligados a llevarse bien, sus padres nunca hicieron eso.
Si querían convivir, les parecía bien, si tomaban distancia, era su decisión.

Pero algo que nunca pensaron (o prestaron atención) era de que los sentimientos podían cambiar.
En uno más pronto que el otro.
Pero ahora hablaremos de como Roier aceptó por fin que estaba enamorado.

Estaban los 4 jugando y aprovechando el tiempo solos (misiones de héroes de sus padres, mejor momento para comer lo que no podían normalmente y gritar hasta que les doliera la garganta)cuando por ponerse a tontear con Carre, Roier terminó cayendo encima de Spreen.
Mejor posición no pudo ser que él sentado sobre las piernas ajenas, sus rostros bastante cerca y...
¿Esa mano estaba en su cintura?
No, no.

"Fue un accidente."

"Solo quiso evitar que me diera algún golpe."

Quería pedirle perdón pero hasta el habla se le olvidó cuando pudo mirarle y se dió cuenta de esa pequeña sonrisa y su perdición fueron esos ojos tan expresivos.
Llegaba a olvidar lo lindos que eran después de pasar tanto tiempo ocultos tras esos lentes oscuros que el mayor solía usar.

Se quedó mirándole al punto que todo dejó de existir para él.
Sus labios, su nariz tan bonita y joder, podía jurar que veía unas cuantas pecas adornar su rostro como si fuera un ángel.

Se relamio los labios pensando en como sería poder besarle. Claro, ahora hablando de una forma más intensa que aquellos besos infantiles que llegaron a darse.
Otros por accidente y algunos no tanto.

Volvió a su realidad cuando se dió cuenta como su cuerpo había actuado por si solo y le estaba tomando de las mejillas.

- Eh, ¿Rosher?
¿Podés... Ehm?
¿Podés levantarte?

Estaba intentando disimular el sonrojo lo más que podía.
Aunque solo había querido ayudarle, el sentir aquel roce le dió un escalofrío.
Que incluso sus orejas de osito habían salido, agradecía que no había sido notorio gracias a la gorra.
Había ocasiones donde ocultaba sus partes híbridas, no porque no le gustasen, pero llegaba a ser molesto por la sensibilidad que tenían.
Y en el peor de los casos sabía que al estar tan cerca del castaño no lo podía manejar.
Convertirse en un oso ahora no era la mejor opción.

- Y-yo... - se aclaró la garganta.
Notando por fin las miradas indiscretas de sus amigos.
Y eso... ¿Eso era una cámara?- ¡Carre!

Se levantó tomando una almohada para comenzar a pegarle.
Una cosa era quedar en ridículo frente a sus amigos y otra que quedarán evidencias de ello donde cualquiera podría verlo.

Su corazón latía demasiado rápido, sentía la cara caliente y no podía dejar se sentir el toque de Spreen sobre él.
¿Desde cuándo cambio tanto?
No se había puesto a notar los cambios físicos por los que había pasado.
Ya era más alto, fuerte, sus facciones ...

Aún corriendo tras Carre le daba ciertas miradas al moreno, quien habia bajado su gorra para ocultar mejor su rostro.

No era el único sintiendo que el corazón se le podía salir del pecho.

(...)

De ahí.
Digamos que Roier entendió que no solo buscaba un beso de Spreen cuando se despertó en medio de la noche después de un sueño bastante... Interesante.

- Oh...-  ahogo un grito al ponerse una almohada sobre la boca. ¿En serio?
Que la primera vez que... Y tiene que ser con...
Bueno, no se quejaría.
Pero tampoco lo admitiría.
Spreen era muy lindo.
Demasiado.
Aunque ahora debía arreglar cierto problemita si es que quería volver a dormir.

Y ojalá no le pase esto estando frente a Spreen o sería muy vergonzoso y jamás podría volver a verle a la cara.







Karmaland Next Gen: Little adventure.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora