015

67 9 9
                                        

𝚙𝚊𝚛𝚎𝚗𝚝𝚜

.

Desperté cuando sentí un roce repetitivo y molesto sobre la piel de mi mejilla, dándole una mala cara a Beomgyu quien estaba acariciando mi mejilla con una sonrisa en sus labios. Mi expresión cambió en una milésima de segundo y caí en cuenta de lo estúpido que me debí de haber visto.

— Buenos días. ¿Amaneciste de mal humor? — yo negué con una sonrisa y me acurruqué contra él hundiendo mi rostro en su pecho, rodeando su cintura con mi brazo y entrelazando nuestras piernas. Beomgyu no dudó en acariciar mi pelo y dejar besos en él y en mi frente, bajando lentamente hasta mi rostro para terminar en mis labios, donde dejó un beso tímido que yo correspondí gustoso colocando por costumbre mi mano sobre su mejilla.

— Hoy te ves más precioso que ayer — le susurré en medio del beso notando como sus mejillas aumentaban considerablemente su temperatura.

— Cállate... Me veo horrible.

— Si tú te ves horrible, ¿cómo me veré yo?

— Guapo pero deteriorado. — Beomgyu se separó y palmeó ligeramente mi mejilla — Se nota que has perdido peso. ¿Qué hiciste toda esta semana?

— Lo de siempre... deprimirme. — Beomgyu bajó la mirada y apartó sus manos, sintiéndose tan jodidamente ajeno a mí.

— ¿Fue por mi culpa? — yo no respondí, no tenía la culpa, yo fui el que se comportó como un idiota, y debería de ser yo el que preguntó aquello.

— No... Yo fui el imbécil.

— Siempre lo has sido.

— ¿Y no te importa?

— ¿Qué?

— ¿Que sea un imbécil que te haga sufrir?

— Yeonjun... Creo que soy el claro el ejemplo de una persona a la que le encanta sufrir.

— ¿Por qué lo serías?

— Porque sigo aquí. Creo que eso es bastante masoquista — él soltó una risita pero yo fruncí el ceño preocupado.

— No es gracioso — le dije y su sonrisa se desvaneció.

— ¿Por qué?

— Porqué me da miedo perderte así. — su sonrisa volvió y yo aparté algunos mechones de cabello que caían sobre su rostro cubriendo gran parte de su ojo — Prométeme que nunca lo harás — Beomgyu no respondió y mejor recargó su mentón en mi hombro rodeando mi espalda con su brazo — Gyu... Prométeme que nunca me vas a dejar, no así. Prométemelo...

— ¿Sabes qué es malo hacer promesas?

— ¿Por qué?

— La gente nunca las cumple. No te puedo prometer algo que no estoy seguro de poder cumplir... Y si lo hago, me vas a odiar por haberla roto.

— Jamás te odiaría...

— ¿Cómo estás tan seguro?

— Porque te amo más que a nada. Es más fácil que odié a todo el mundo, incluyéndome, antes que odiarte a tí. Y no importa que hagas, no importa si hiciste alguna mierda, yo te voy a seguir amando.

— Qué cursi. Mejor bésame.

— No hasta que me hagas esa promesa. — Beomgyu hizo un puchero alejándose de mí para darme la espalda. Yo reí en voz baja y me acerqué más a él pegando mi pecho con su espalda. Él giró un poco su cabeza para verme de reojo y yo aproveché para dejar un beso en sus labios, después otro, otro, otro, otro y otro, hasta que terminó sentado sobre mi regazo, con las mejillas calientes, y adentrando sus manos por debajo de mi playera para hacerme cosquillas haciendo que me roterciera y me riera como loco.

Ékstasi | yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora