°1° ¿Curiosidad?.

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La vida es algo complicada, casi nadie la entiende, solo la entiende, quien la sabe vivir es algo inexplicable, no siempre es como parece o como que creías de niño, por qué los cicatrices que te hacías en las rodillas ahora son en el corazón eso que no se cierran en dos días eso durar meses o años ¿quién saber?, ¿no crees?, solo veremos que nos tiene el mundo...

Como siempre a la primera hora saliendo de mi departamento abrir el café «El café Jardín de Estrellas» un lugar acogedor y muy cálido en una ciudad grande con un cielo agradable y un sol que está para derretir piedras.

—Buenos días, Susan— en voz alta.

—Buen día, Naz, ¿a qué se debe esta alegría?— inquirió ella.

—No ves lo maravilloso que está el cielo, Susan...

— Te conozco niña, esa sonrisa de oreja a oreja no es por el cielo— me miro de reojo.

—Tenemos mucho trabajo que hacer, así que comencemos Sr. Susan.

Susan es como mi segunda madre, es una vieja amiga de mi mamá y es mi jefa, una mujer de 42 años, es muy amigable y un poco estricta en el trabajo, Es morena de ojos caramelo que son demasiado hermoso y el cabello negro azulado, largo que llega más abajo de la cintura es muy voluminoso y ondeando. El café además de acogedor tiene una decoración muy linda, es enorme, mesa de madera, hay un patio para los adolescentes como yo, que tiene puff de colores en un pasto verde artificial y una enredadera que cuelga de las paredes.

Tiene una pequeña tarima donde sube algunas personas a cantar, a tocar o fotografía, no lo niego, pero adoro mi lugar de trabajo.

—¿Señorita Naz puede regresar a planeta tierra?.

—Lo siento, Sr. Susan, estoy devuelta— Esbozo una sonrisa ingenua.

—Naz mira hacia la mesa cerca de la ventana, ahí está tu amado— comento ella.

Alzo la mirada y ahí está Milán, un viejo amigo de la primaria.

—No es mi amado, ¿qué estará haciendo aquí?— quise saber, ya que él no le gusta nada lo dulce.

—Acercarte y preguntarle, no crees Naz.

—¿¡Que!?, n-no ma-manda a Darío no a mí— hable torpemente y Susan soltó una risa burlona— muy chistoso no?.

—Ay Naz, ay...

 Con Milán peleaba constantemente, éramos como los mejores amigos, pero nos separamos en la secundaria porque yo estudie en un colegio público y el uno privado. Me convertí antisocial o mejor anti-idiotas.

Lo veo desde mostrador a escondida para que no se dé cuenta de que lo ando mirando, Milán me gustaba mucho, era un amor de infancia, pero no llegamos a hacer nada después de grande. Milán es un chico esbelto, bronceado, con pecas, muy saludable, su cabello crespo castaño oscuro y ojos chico negro profundo es más que perfecto.

—te llamaré acosadora Naz— declaro una voz cantarina.

Mire sobre mi hombro y era Darío está de brazo cruzado dedicándome una sonrisa divertida.

—Ni que fuera una acosadora...

—Bueno, el chico que está allá me pregunto si era Naz Evans— me enderece de golpe, mientras Diario lardea la cabeza.

—¿Y le dijiste que si?

Él asintió

—Me dijo que te diera esto— Él extiende su mano con un papelito.

¿A Donde Vamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora