⟶Charlos ♡ Smooth Operator.

Capítulo 2.

Carlos después de las prácticas se cambió y se puso una camisa polo de Ralph Lauren, con sus jeans, tenis y sus lentes de sol Ray Ban.

Para luego salir en su Ferrari 812 Competizione, que dígase de paso fue hecho exclusivamente para Carlos.

El español vive una vida llena de lujos, la verdad es que ser piloto de Ferrari y Fórmula 1 es algo muy bien pagado.

Vive en Italia, siendo sincero su tierra no la cambiaba por nada pero debe siempre tener lo mejor, esa vida lujosa a la que ya estaba demasiado acostumbrado.

Claro que esto también tiene sus ventajas, pues es guapo y puede tener a quién él quiera en sus sábanas.

Carlos siempre había sido un chico de polémicas, pues al moreno al parecer le encantaban las noches de fiesta con muchos excesos y sobre todo siempre se le veía con personas diferentes.

Ya fueran hermosas chicas o chicos muy lindos, Carlos cuando quería algo lo tenía, siempre había sido su meta.

Y era fácil para el madrileño, pues con mover muy pocas cosas, con mucho dinero y siendo extremadamente guapo le era sumamente fácil.

Se movía con un mínimo de pérdida pero con un máximo de gozo.

Su celular sonó, era Oliver quién le estaba llamando, contestó con el altavoz mientras llegaba a un semáforo en alto.

-Hola preciosura.

-Hey, Smooth Operator, mañana la qualy es a las 10:00, Fred me dijo que llegues temprano, y por favor deja de llamarme así.

Carlos sonreía victorioso, amaba molestar a su compañero y ex pareja.

-Antes no te quejabas por eso Oli, amabas que te dijera así -decía el español con fingida tristeza.

-Antes no te conocía como te conozco ahora, pervertido, por cierto, te tengo noticias sobre tu principito monegasco.

Carlos frenó de golpe y dio gracias al cielo de que no hubiera nadie a quién atropellar o le hubieran quitado la super licencia.

-¿Qué sabes sobre Charles? -dijo rápidamente el español.

-Vendrá con Alonso, Max y Sergio temprano para la práctica, y sus amigos no estarán alrededor suyo porque irán a hacer una sesión de fotos al centro de Barcelona.

Los ojos del español brillaron de deseo, al fin podría tenerlo a su disposición para hablar con él, y si se presentaba la ocasión.

Hacer más cosas que solo hablar con ese precioso ángel de ojos verdes y piel lechosa, sumamente suave y aterciopelada.

-Gracias por la información Oli, te debo una -dijo el madrileño sonriente.

-Me debes muchas, pero yo sé cómo me las voy a cobrar después -dijo el británico.

-¿Quieres revivir los viejos tiempos? -Carlos jamás perdía una oportunidad para coquetear y molestar a su joven amigo.

-Tuvieras tanta suerte, no, yo quiero que cuando estés ya hablando lindo con Charles le digas que me presenté a su hermano.

-¿Arthur? -el español recordó que Max le había hablado un poco sobre el hermano de Charles que corría para Ferrari en Fórmula 2.

-Sí, quiero salir con él.

-Jamás pierdes el tiempo eh -Carlos sonreía.

-No, al menos a mi no me van a patear el trasero si me intento acercar al principito.

El menor colgó la llamada, entonces, era cierto. Charles iría a ver la práctica y la clasificación solo, debía estar atento a cualquier momento dónde el de ojos verdes se quedará solo y pedirle su número.

Ya luego podría citarlo en cualquier parte de España y al fin tenerlo para él solo.

Tenerlo en su cama, viendo esa preciosa cara hacer gestos de placer, viendo ese cuerpo divino retorcerse bajo el suyo.

Una sonrisa llena de lujuria se instaló en Carlos, pero luego se dió cuenta que sería más difícil de lo que había pensado.

Empezando porque Charles tenía compañía, sus amiguitos modelos en primer lugar, luego sus demás compañeros pilotos.

Carlos hizo una mueca cuando se imaginó a Max golpearlo si tan solo se acercaba a Charles. No, debía de haber una manera de burlar toda esa seguridad que tenía el ángel de hermoso ojos.

Entonces Carlos empezó a ver qué más podía hacer, algo había que hacer para que lo dejarán solo.

Entonces el español llegó a su casa y se lanzó a su cama, debía de haber otra manera, otra solución.

Y esa solución llegó en forma de persona.

-Hey, aquí está mi piloto favorito -dijo un chico de cabellos rizados y piel canela.

-Lando -Carlos sonrió.

-Un pajarito me dijo que tienes los ojos puestos en cierto amigo de Checo y Max -dijo el británico para luego ir a acostarse al lado del español.

-Oliver es un chismoso -gruñó Carlos- pero sí, se llama Charles.

-Es lindo, supe que es cantante, compositor y modelo en sus ratos libres.

-Es precioso -dijo el moreno.

-Es muy tú tipo -Lando dijo divertido.

-Él me enloquece, tiene algo que me hace sentir... demasiado atraído por él.

-Mañana voy a decirle a Dany que venga a verme, distraer a los guardias de tu chico será más fácil y así tendrás tiempo para irte a hablar con él -Lando se levantó y miró a Carlos divertido- o meterle la lengua hasta la garganta.

-Créeme que no sabes cuánto lo deseo.

-Pero te advierto que tengas cuidado, precioso, ese chico puede convertirse en tu ruina.

-Lando, eso dijiste de Oli y ambos somos los mejores amigos -Carlos rodó los ojos.

Lando negó con la cabeza mientras se acercaba al madrileño y le daba un cortó pero apasionado beso.

-Eso era por tu carrera, esto es por tus sentimientos, cuídate mucho Smooth Operator, puedes pagar caro el meterte con ese lindo monegasco.

Así el británico se fue, Carlos frunció el ceño para luego ver el problema que tenía en sus pantalones.

Deseaba tanto que Charles estuviera en ese momento con él, Carlos empezó a fantasear con el divino monegasco y aunque había hablado muy poco Carlos se imaginó los preciosos sonidos que saldrían de esa boca.

Se levantó y se fue a dar un baño, definitivamente iba a tener a Charles en su cama así tuviera que vender su alma al mismo diablo para pasar una noche con el monegasco.

Las luces de la ciudad se hacían presentes pues la noche estaba cayendo y las noches de negocio eran las mejores para Carlos.