"Voy y vengo para terminar de charlar, no te vayas a ir"
Pensar que esas fueron las últimas palabras que le escuché decir, pensar que no tenía la más mínima idea de las batallas que estaba librando en su interior, pensar que su sonrisa y toda esa alegría jamás daban indicios de que algo fuerte estuviese pasando
Ya jamás volví a verle, una hora después de que dijera esas palabras mientras sonreía y bromeaba de que tenía que esperar a su regreso, aún sigo sin explicarme, más bien; sin entender porqué no dió una alerta de que requería ayuda, jamás demostró estar triste, pero desgraciadamente me tocó saber que no siempre una sonrisa y alegría son sinónimos de felicidad, de que todo está bien, de que la vida sonríe y que nada puede afectar
Tocó despedir a quien siempre tuvo unas palabras de ánimo cuando también las necesitaba, tocó despedir a quien siempre estuvo dando consejos para combatir la tristeza cuando también los necesitaba, tocó despedir a quien ponía el ambiente en las reuniones, a quien se la pasaba contando chistes y aún así fueran los mismos chistes te daban risa, tocó despedir a un gran ser humano; que dió todo por los demás y que al final de cuentas era quién necesitaba de los demás
Toca despedir al de la sonrisa, al de las historias "creíbles", no regresó a terminar aquella charla que dejamos pendiente, pero aquí estoy para terminarla mientras lo voy despidiendo, trato de sonreír, de contarle algunos chistes, tantas preguntas quedarán sin respuestas, el café caliente de aquella tarde se amargó, así como parte de nuestra alegría...
**Carlos Ramírez**