Platicando con el Diablo

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De pronto un ruido extraño me despertó, estaba todo oscuro no se podía ver nada, sólo había una poca de iluminación que entraba por la ventana que afortunadamente no cerré sus cortinas totalmente, hacía un frío escalofriante y ahí seguía acostado pensando ¿Qué era ese ruido que se había escuchado? ¡Me despertó!

Miré a la puerta, un gran miedo empecé a sentir, los nervios me estaban jugando una mala broma porque jamás en mi vida había sentido un miedo como el que sentía en ese momento, tenía la maldita costumbre de dormir con la puerta entreabierta, con la poca iluminación y mis nervios al millón, pude ver en el espacio que queda entre puerta y pared unos ojos que no quitaban su vista de mi, quedé inmóvil cuando de pronto se escuchó una risa despacio... ¡La puerta se estaba abriendo!

¡Las cortinas se cerraron! No había viento para que lo hicieran, al momento pude escuchar unos pasos que se acercaban despacio a donde yo estaba acostado, ¿Quién eres? Pregunté con miedo sin siquiera obtener respuesta, los pasos se seguían oyendo y de pronto todo quedó en silencio, las cortinas vuelven a abrirse en su totalidad y ahí estaba... ¡Si! ¡Justo frente de mí! Un hombre vestido de negro sonriendo, encendió un cigarro y se presenta...

Diablo.- Buenas noches Carlos, me da gusto volver a verte, ya tenía tiempo que quería visitarte

Yo.-¿Quién eres? ¿Cómo entraste? ¿Qué quieres?

Diablo.- Ven, sal de esa cama que tenemos muchas cosas que charlar, ¿No sabes quién soy? Pero si tú mismo me has llamado muchas veces, mi nombre es Lucifer pero todos me conocen como el diablo

Yo.- Y ¿Qué quieres?

Diablo.- Nada fuera de lo normal Carlitos, no te espantes chinga'o, sólo vengo por lo que me pertenece y me voy

Yo.- ¿Perdón? ¿Qué te pertenece? ¿Yo cuando te he hablado?
El miedo se iba diluyendo conforme pasaba el tiempo y la plática

Diablo.- ¡Uy! ¿Ahora no te acuerdas? Jajaja buenos pa' pedir pero malos pa' pagar jajaja

Yo.- ¡Espera! ¡Me estás confundiendo! No recuerdo haberte pedido nada

Diablo.- Vaya, vaya, vaya ahora resulta que no me has pedido nada, si eso piensas y crees dime ¿Qué me quieres pedir?

Yo.- ¡Nada! No quiero hacer tratos contigo

Diablo.- Mira niño malcriado, primero me estás hable y hable, que no soportas tu vida, que tienes la vida más mediocre del mundo y que ya quieres cambiar, ¿Qué no recuerdas las veces que me has gritado que venga? Gritas y gritas desesperado que quieres una mejor vida, que darías lo que sea por tener todo lo que jamás has tenido...

Que te ayude, que estás enfermo y quieres seguir viviendo un tiempo más, ¡Me gritas cabrón! ¡Aquí estoy! ¡Pídeme lo que quieras! ¡Anda!

Jajajaja sabía que eras pura mentira, pero veo algo en ti a pesar de tu cobardía ahorita, eres capaz de venderme tu alma por tus seres queridos, sé que morirás en poco tiempo y aunque dices estar preparado, no lo estás, tienes miedo a irte, tienes miedo...

Yo.- Tengo miedo, miedo a irme y ya no ver nunca más a mis seres queridos, a no mirar crecer a mi pequeña, miedo a irme y dejarla sola, si tengo miedo, pero también tengo miedo a que en un futuro sea una carga para los demás, tú más que nadie debe saber los problemas que tengo, y si, si te he gritado en esos momentos de desesperación al no encontrar una salida y la más viable y cercana eres tú y tus tratos, pero aún así tengo miedo...

Diablo.- El miedo lo irás perdiendo con el tiempo y debes entender que un día te irás, puede ser hoy, mañana, o hasta en muchos años más...

Yo.- Tú, ¿Lo sabes verdad? Sabes la fecha en que me iré, ¡Dímela!

Diablo.- Piensa muy bien las cosas niño antes de correr debes aprender a caminar, no me llames en tus desesperaciones, porque ya sabes que si voy a venir, y acerca de tu fecha... Disfruta lo que te queda y el día que decidas dar el siguiente paso conmigo no dudes en llamarme...

Se fue alejando poco a poco, la iluminación se hacía más nula conforme se alejaba aquel hombre que se hizo llamar el diablo, antes de cruzar la puerta se detuvo un momento y me dijo... "Oye Carlos, recuerda que siempre habrá opciones, yo hago lo posible por hacer los tratos y muchos aceptan sin siquiera mediar consecuencias, te estaré vigilando y estaré pendiente de tus llamadas de auxilio, sólo que en la próxima vez, vendré con el contrato en la mano"

Terminó de decirme eso y la puerta se cerró por completo y a lo lejos se escuchaba una alarma...

Desperté pensando en lo que había pasado, ¿Había sido un sueño? La respuesta la obtuve cuando en el piso miré aquella colilla del cigarro que el diablo se estaba fumando mientras hablamos pero, ¿A qué se refería con eso de las dos opciones?

¡Claro! Hablar con Dios...

LETRAS DE UN SOLITARIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora