Cap 7.

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(Cap largo :v)







Ya hace dos días que las cosas siguen así...

Yo...

Llegué a pensar suicidarme...

Si...sonaba bien esa idea...



– ...hola... —saludé, temiendo sentarme junto a el, aunque las clases ya están por comenzar.


Y ahora, mirando como el apartaba su mirada de mi...

De nuevo la idea de suicidarme me era tentadora...

Tras recibir el silencio de Yamada como clavos que se incrustaban en mi pecho...

Me senté junto a el, incomoda y...triste...su silencio es distinto al de antes...

Esta vez su silencio...me duele...


*...la clase transcurre y yo solamente puedo ver ese punto en la mesa...que mal...me siento deprimida...* —pensé mientras miraba la mesa como si fuera una obra de arte.

– señorita Kinoshita...

*...haa...escucho mi nombre pero no quiero mirar...la mesa es demasiado hermosa para dejar de verla...* —suspiré, aun sin apartar la mirada de la mesa.

– Kinoshita-san...

*...que insistente, ¿quien es el fastidioso que no se calla?...* —me empezaba a molestar.

– Kinoshita-san...



Un avez más escuché mi nombre, y cuando iba a maldecir a la persona que interrumpía mi meditación sobre un punto en la mesa...

Sentí algo picando mi pierna debajo de la mesa...

Me erizó la piel sentir aquel pinchaso desde el lado de Yamada...

Lo miré con nerviosismo, el tenía un lápiz en su mano, y estoy segura que las mejillas las tenía rojas...

Pero su mirada no mostraba signos de interesarle mucho lo que estaba provocando en mi...

Lo vi mover los labios....

"te...hablan...a ti..."



– ...¿que?... —ladee la cabeza sin comprender, pero un fuerte golpe el mi lado de la mesa me sacó de la confusión, metiendome en un susto increible— ¡aahh! —dejé salir un grito, inconscientemente pegándome a Yamada con miedo.

– lamento asustarte, pero no has respondido a mi pregunta Kinoshita-san... —miré de quien era la mano que golpeó la mesa, y vi al maestro, sonriendo forzadamente con una expresión sombría.

– ¡si! —solo pude decir eso, sintiendo la calidez del brazo de Yamada tranquilizarme un poco.

– pregunté: ¿en que año comenzó la revolución Francesa?... —preguntó seriamente, aun manteniendo esa forzada sonrisa.

– ¡1789!, ¡La revolución Francesa acabó con el antiguo régimen e inició una nueva época histórica en la que los individuos debían gozar de la libertad e igualdad en la sociedad! —respondí con prisa, esperando a que el profesor quite esa expresión tan molesta que no era propio de él.

– ¡correcto!, ¡me alegra saber que si estabas prestando atención a la clase!, ¡de lo contrario tendríamos problemas! —el Maestro se fue de nuevo al frente de la pizarra, y mi cuerpo pudo volver a respirar.

– tremendo susto... —respiré agitadamente— pensé que iba a morir...

– ¿podrías mantener tu distancia, por favor?... —pidió Yamada, descolocandome un poco.

En Línea...||Akito Yamada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora