Unidos por un Error

Capítulo 13

Oliver

Logan se encontraba sentado a mi lado mientras miraba el whisky en su mano, estábamos viendo el lago que teníamos enfrente, no habíamos hablado, pero estábamos en silencio, Logan era el silencioso de aquí, y si antes lo era, ahora lo es mucho peor.

—¿En serio piensas irte donde los animales son el triple del tamaño normal? —pregunté, Logan me miró aburrido.

—Sí.

Tenía un cigarrillo apagado entre los dedos, estaba jugando con él mientras miraba el bosque frente a nosotros, lo miré mientras arrojaba cada cigarro al vacío, se notaba que no había dormido en todos estos días y tampoco se había alimentado bien.

—¿Estás bien? —pregunté. Sabía la respuesta, pero aun así opté por preguntar.

—Jodidamente feliz estoy, Oliver. Mi novia se fue y ni siquiera sé dónde mierda puede estar, y tengo que pasar un infierno al entrar a mi apartamento para traer mis cosas. Porque no soportó no poder verla en ese jodido lugar que era nuestro, maldita sea. —Se puso de pie mientras se pasaba las manos por el cabello rubio todo revuelto.

Me quedé sentado viéndolo.

—Y tú disfrutas verme jodidamente loco por la chica que dije que no lo estaría.

—De cierta manera lo estoy, de otra no. También creo que tú deberías sanar por tu cuenta, ella te dijo que volvería, ¿no?

—Sí.

—Entonces, ¿dudas de sus palabras?

Se sentó de nuevo.

—Joder, claro que no.

—Entonces tú también deberías irte y disfrutar de tu vida, porque si llega el momento en que se vean de nuevo ya sabrás.

—No voy a acostarme con otras mujeres.

—No lo dije por eso. Tu mano va a tener mucho trabajo.

—Eres un idiota, Oliver.

Sonríe mientras mira hacia el vacío y nos quedamos en silencio admirando ese precioso acantilado mientras Logan echa la cabeza hacia atrás y se tapa los ojos con la mano.

—Mierda, no sabía que perder a alguien dolía tanto.

Le pego una palmada en el hombro y no se mueve solo se mantiene estirado tapándose los ojos, su respiración es irregular.

—Si la quieres en tu vida buscaras la manera. Y, Logan —lo llamo, me mira—. Cuando la tengas no la dejes ir, hazla conocer todo lo oscuro de tu alma y harás que se quede.

Me mira y eleva la comisura de su boca.

Me doy la vuelta y lo dejo ahí sentado mientras voy hacia casa.

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Maddie se sienta en la silla del doctor y me mira mientras él nos cuenta las precauciones que debe tener con su mano durante tres mese hasta que se sane por completo y que debe asistir obligatoriamente a fisioterapia, cosa que no le gusta. Pero asistirá de todas maneras.

Me mira cuando le comienzan a retirar la escayola y cuando intento ver, niega con la cabeza aún así miro su cicatriz, pero ella entierra su cabeza en mi pecho.

—No quiero verla —susurra.

Le doy un beso en la sien.

Cuando le ponen una inyección y dan una pomada de cicatrización y la envuelven en vendas, vamos hacia el carro, Maddie se abraza contra mí, envuelvo mi mano en su espalda baja mientras seguimos caminando.