Oliver
Llamé a mi madre mientras Maddie y yo terminábamos de alistarnos, ella había insistido en no ir para no molestar a mi familia. Le dirigí una mirada y no dio más replica.
—¿Sí? —contestó mi madre.
—Hola, mamá, llevaré a Maddie.
—¿Qué? —susurró al otro lado de la línea.
—Que llevaré a Maddie.
—Oh, Dios mío, Oliver. Eres un sinvergüenza, ¿cómo dices esto a última hora? Debería haber preparado más comida y plato personalizado para ella.
Giré los ojos, mamá y sus platos personalizados para la cena de navidad.
—Está bien, mamá.
—No, no está —se frustró—. Maddie va a pensar que no es especial. Oliver Evans te daré una regañada cuando vengas.
Me reí. Siempre decía lo mismo y nunca lo hacía.
—Nos vemos al rato.
Colgué miré por el espejo a Maddie que se estaba terminando de maquillar en su tocador, me acercó a ella y le corro el cabello del hombro depositando un beso en ese lugar debajo de la oreja que tanto le gusta.
—¿Lista?
—¿Estás seguro que tu madre sabe que iré contigo?
La miro por el espejo.
—Sí, ella sabe.
—Bien. Estoy lista.
Le doy la mano para que se ponga de pie y la admiro completa.
Un vestido azul claro de satén con un corte de corazón, ajustado de la cintura suelto hasta los tobillos con una delicada abertura en la pierna derecha, el cabello suelto y en sus ondas preciosas, tenía un suave maquillaje y los labios con un color nude mate, todo eso lo acompañó con unos tacones plateados.
Me miró y se mordió el labio mientras pasaba las manos por mi cuello, me acarició los cabellos de la nuca y la tomé de la cintura, pegándola más a mí.
—Me gustaría más que fueras de traje, te ves más delicioso, pero acepto verte formal.
Tomé sus labios entre los míos y abrió la boca para mí, suspiré tomando el sabor de su interior, gimió cuando le mordí el labio.
—Si quieres ir debemos salir ahora, porque tú podrías ser mi cena ahora —jadeé sobre sus labios, se separó de mí con una sonrisa inocente, que de inocente no tenía nada.
—Vámonos.
Salimos de casa subiéndonos a mi auto y pasando primero por la casa del padre de Maddie, nos bajamos y tocamos en timbre, su madrastra abrió la puerta muy bien arreglada, Maddie la ignoró y fue hacia el cuarto de su padre con su regalo, la seguí de cerca dirigiéndole una mirada a Caroline.
Cuando llegamos a la habitación de Robert, que estaba acostado en la cama viendo un álbum de fotos, miró a Maddie cuando llegó, ella le sonrió con tristeza, una tristeza profunda que me dio un golpe en el pecho. Se acercó y yo cerré la puerta detrás de nosotros para que Caroline no entrará.
—Maddison —susurró con la voz ronca.
—Papá.
—Ven aquí —me miró, pero no dijo nada.
Y aunque dijera algo no me iba a ir de aquí. Puede que Maddie esté sanando sus traumas, pero yo nunca iba a perdonar lo que había sufrido por la negligencia e ignorancia de su padre.
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Unidos por un Error
RomanceUna noche. Una fiesta. Un error. Dos desconocidos que se conocen muy bien. Maddie Maxwell lleva una vida familiar difícil y para olvidarse de lo que descubrió esa noche la única solución fue buscar una cita a ciegas con temática de máscaras y enco...