Maddie
Oliver se había ido hace un día y me había quedado sola esperando su mensaje diciéndome que ya había llegado a Panamá, pero yo me había quedado dormida así que él me había dejado una nota.
Nos vemos dentro de tres días. Pórtate bien, o mal. Cómo te dé la gana de igual forma te follaré como he querido hacerlo desde hace mucho.
Me encantaba la manera en la que me hablaba sucio, no sabía que era algo que me gustaba, pero ahora me encantaba. Y también me encanta la forma en la que me mira como si quisiera comerme en todo momento, siempre aprecio la forma en la que me mira y estoy segura que yo lo miro de la misma forma.
Oliver: Ve a tu cita de fisioterapia.
Giro los ojos mientras miro el mensaje que me ha enviado hace unos minutos, aparco en la clínica donde recibo mis masajes y contesto.
Maddie: Sí, mi capitán, ya estoy aquí. Después iré donde mi padre.
Oliver: Bien, nos vemos dentro de dos días.
Enviamos algunos mensajes y después fui por mis masajes, siempre me dolían un poco, pero estaba mejorando, ya podía sostener cosas ligeras con mi mano lastimada.
—¿Estás lista para otro paso?
Miré a mi fisioterapeuta con dudas y ella asintió suavemente.
—No estoy lista, pero intentémoslo.
—Vamos a intentarlo, pero no te fuerces. Si sale bien, excelente y si no lo hace, todo es un proceso y vamos a seguir intentándolo. ¿Bien?
Asentí.
Me pasó un lápiz carbón y lo moví entre mis dedos con movimientos suaves, mientras ella miraba todos mis movimientos, colocó una hoja en blanco frente a mi mano y suspiré cuando supe que tenía que escribir mi nombre en la hoja, no estaba segura de poder. Pero aún así lo intenté y mi nombre salió chueco y separado, pero me felicité internamente al hacer algo con mi mano que ya era un gran avance.
Seguimos practicando unos ejercicios más suaves y más escrituras cuando me despedí de mi fisioterapeuta me miró con una sonrisa.
—Eso que hiciste hoy es un gran avance, sigue practicando en casa de manera suave y no levantes pesos, ni apoyes tu mano.
Asentí mientras me despedía de ella, pasé por un lugar de batidos y luego fui a la casa de mi padre, estacioné y bajé del auto mirando a Caroline en la entrada hablando con un hombre, los ignoré a ambos, pero no pasé por alto el hecho de que el hombre la tenía agarrada fuertemente del brazo.
—¡Maddie! —gritó Caroline haciendo que el hombre gruñera y me viera, sus ojos brillaron en algo que reconocí como reconocimiento.
—Voy a ir con mi padre, si me disculpan.
Pasé entre ambos y cerré la puerta detrás de mí, me apoyé en ella para poder escuchar algo, pero al parecer se quedaron en silencio. Dándome por vencida subí las escaleras hasta la habitación de mi padre. Cuando llegué, abrí la puerta y lo encontré recostado leyendo un libro.
—Hola, papá.
Levantó los ojos hacia mí y me regaló una sonrisa triste.
—Hola, Maddie.
Entré y cerré la puerta detrás de mí, me acerqué a la cama hasta que me senté al borde y él cerró el libro y me miró, todavía no sabía cómo hablar con él porque siempre me pongo a la defensiva, y tengo algo de razón, nunca me defendió de todo lo que ella me decía y llegaba a humillarme.
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Unidos por un Error
RomanceUna noche. Una fiesta. Un error. Dos desconocidos que se conocen muy bien. Maddie Maxwell lleva una vida familiar difícil y para olvidarse de lo que descubrió esa noche la única solución fue buscar una cita a ciegas con temática de máscaras y enco...