Los padres saben

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— Podemos... -comenzó a hablar Wanyin finalmente- ¿Podemos hablar sobre lo del intercambio de almas? – no sabía si soportaría sin derrumbarse si su padre se ponía a hablarle bien.

Ya bastante estaba teniendo con el hecho que no había podido llegar hasta su verdadero hogar. Había sentido el llamado, había intentado seguirlo, pero...Había sentido que mientras lo hacía, se debilitó desapareciendo y estaba realmente asustado. Y dolido. Seguramente era como pensó, que nadie lo extrañaba lo suficiente para querer traerlo de regreso. Porque eso se necesitaba: un deseo fuerte.

— Primero que nada... A pesar de lo que dicen algunos libros la maldición del intercambio de almas no es tan simple- comenzó a hablar- Involucra mucha energía, así que debe ser alguien con un cultivo estable y seguro para poder realizarla.

— No sabemos cómo ni de que forma llegó la maldición a A-Cheng- comentó Lan Huan – Pero suponemos que estuvo involucrada energía resentida de un Yao, también hace poco unos discípulos le dieron un quemador de incienso hecho con su cráneo a Wanyin.

— ¡Deberían saber mejor que no todos los yaos son aptos para eso!

— Es verdad, deberé volver a dictarles una clase sobre eso -asintió Fengmian – Creo que, si estuvieron en contacto con energía resentida, lo mejor es realizar una ceremonia breve de purificación para eliminar cualquier rastro ya que eso puede afectar todo el proceso...

— Entonces... - volvió a tomar la palabra Wanyin- el que no haya funcionado... ¿no tiene que ver con el llamado?

— ¿Qué? ¡No! – le aseguró y le dio un apretón en la mano- Seguramente tiene que ver con que quien te llamó no tenía la suficiente energía para llevarte. Wanyin, no pienses que no has sido llamado. Sé que A-Cheng estuvo aquí, eso significa que tú también viajaste, pero no lograste llegar a destino.

— Niño tonto – lo volvió a regañar su madre acercándose también, pero colocando una mano en el hombro- Estoy segura que tienes a alguien allá que te quiere demasiado y desea que regreses. A-Cheng, no lo olvides: siempre habrá alguien que te quiera.

— Quizás...- comenzó a hablar Lan Huan pensando – Quizás quien te llamo fue Wei Gonzi – habló levemente pensando en lo que sabía- Por lo que me contaste, seguramente su cultivo no es lo suficientemente fuerte para el ritual...

Aunque rogaba que su esposo estuviera bien. Si Wanyin había sufrido algo de desviación (la suficiente para tenerlo inconsciente durante tres días), se preguntaba que le habría pasado a A-Cheng.

— Bien. Tienes estrictamente prohibido entrenar, o siquiera usar tu energía por los próximos cinco días, Wanyin. No quiero ni siquiera verte levantar una espada ¿has entendido?

Jiang Wanyin se sorprendió ante eso, la voz de su madre era firme, pero podía notar una leve sensación de preocupación detrás.

— Como has despertado hace poco, lo mejor es que descanses- le sonrió su padre dándole otro apretón en las manos- El médico ha dicho que tu energía volverá a la normalidad dentro de poco, pero que necesitas un poco de tratamiento. Zewu Jun ha estado transfiriéndote energía unas dos veces al día para estabilizar la tuya. Tu hermana llegara mañana...

— ¡¡¿Qué?!! – y una leve expresión de pánico lo inundó.

No. No.

Si la veía sería todo más difícil.

Y estaba embarazada.

No.

¡Podría...! ¡Ella podría perderlo! ¡Y todo porque él no pude devolverle su lugar al original! ¡Porque no tuvo la fuerza para regresar! ¡Porque el otro lado no tuvo suficiente fuerza para llevarlo!

Intercambio de almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora