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"Oro" 🀢
Kendall puede ser tan sublime que llega a ser embriagador pero esto se potencia por su dominio, y su energía maldita. Hija de él pero más hija de un pecado, es lo que dio ese toque en ella.
Esto permite que las personas se abran con ella, que cuenten sus sueños, miedos y corrupciones. Claro, la persona elige si distanciarse, enamorarse, obsesionarse, odiarle o amistarse pero quien da la última palabra es ella.
Esto tiene tantas ventajas que sabe como aprovechar pero por igual desventajas que la toman en cada descuido.
Kendall ahora solo se limita a conocer, familiarizarse y repasar sus planes a futuro. Lo mejor es esperar a los de nuevo ingreso, sin experiencia, con sueños y una sorpresa.
Aunque esto hay que tomarlo con pinzas por que aunque sea de las maldiciones más fatales, también tiene un lado humano de parte de su madre. Un lado más humano que el de los propios, sin embargo, se ha encargado de minimizar e ignorar. Pero aún así hay veces que es tan silencioso que no se da cuenta hasta que es tarde.
Por ahora se pasea al lado de Gojō, lo acompaña a misiones, mandados, entre otras cosas. Ahora es uno de esos días, parece ser que irá con un amigo o "algo así" como él le explico a Kendall.
— ¡Megumi! Sé que estás ahí. ¡Ábreme! O ¿acaso no me quieres? ¿Es eso? — dijo el peli blanco ya al borde del llanto.
— ¿Estas seguro que es aquí? — preguntó incómoda.
— Claro que lo estoy, pero siempre me hace lo mis— fue cortado por el sonido de la puerta abriéndose, rápidamente un chico se asomó tocándose la sien y así mostrar su enojo.
— Ya te oí, pasa ya qu— no termino de hablar cuando vio a la chica — pasen — se corrigió y luego se volteo para regresar al interior del departamento.
— ¡Por fin! Ya iba a empezar a llorar, bueno Megumi, tengo algo importante que decirte — dijo Satoru con un semblante serio mientras Megumi prestaba atención y Kendall analizaba al chico — Me voy a casar, ella es mi prometida — el chico quedó como piedra y ella dejó ver algo de su energía maldita en amenaza — ¡es broma! — se adelantó a decir y ella volvió a cómo está siempre — pero si está linda accede, entonces, no era broma... — repuso mientras la miraba desde su altura con una media sonrisa.
— Bien, ¿entonces a qué viniste? — reclamó cortando la intención del peli blanco. Y ansioso por la energía de la chica.
— Ya estás en segundo, a mi cargo, lo que significa que deberías empacar ya, porque vienes conmigo, hasta tienes una misión en espera — contesto.
— ¿Ahora? — preguntó frustrado por no ser avisado antes.
— Así es, dejaremos tus cosas en las instalaciones, te daré tu uniforme y de ahí podrás volar pollito — finalizó acariciando los cabellos del peli negro.
