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"Nuevo" 🀢
Kendall no ha podido dormir desde anoche, se ofreció para ayudar pero por los talismanes no pudo entrar, si lo hacía tal vez incendiaba la habitación o le picaría el cuello, lo cual, odia.
Aún así está fuera de la habitación impaciente. Recostada en la pared frente a la puerta con un pie inquieto, el cabello desordenado tapando su rostro inclinado y sus brazos cruzados, sin olvidar que sus uñas las clavaba en su cuerpo.
El sonido de la puerta al abrirse le permito respirar, arreglo su aspecto y le sonrió a Satoru mientras se acercaba a tomarlo por los hombros. Cuando esté le sonrió ella lo abrazó y luego lo empujó para abrazar al chico. El peli blanco rio y vio la escena.
— Mucho gusto... — dejó al aire Itadori sin saber dónde poner sus manos y por el repentino acto sin hablar de lo cerca que estaba la chica.
— Me alegra que estes bien, enserio. Se nota que eres buen chico — soltó sin pensar y sin realmente saber que decir sin sonar sospechosa.
— Gracias, igual usted se ve que es muy amable ¿quiere acompañarnos? — sonrió.
— No seas formal, tenemos casi la misma edad — <<solo nos separan más de mil años>> pensó ella — y me encantaría. ¿A donde vamos?
— Veré a mis amigos, a un familiar y creo que es todo — sonrió y los tres empezaron a caminar. Solamente Kendall paro a medio camino.
— Lo siento, acabo de recordar algo y no podré acompañarlos, los veo al regresar — se despidió con un beso en cada mejilla de los dos chicos y se fue corriendo de vuelta al pasillo hasta perderse de vista. <<Megumi>>.
Fue al pasillo donde estaban sus habitaciones y antes de tocar la puerta fue a las máquinas más cercanas a por algo de beber y merendar. Cuando estuvo devuelta tocó. No ha tenido mucha interacción con él y le era importante ser cercana a todos si quería seguir sus planes. Le es fácil dominar a las personas, sean hechiceros o no, siguen siendo humanos.
— Kendall, ¿Gojo te ha mandado? — preguntó al abrir la puerta y verla con las manos llenas.
— No, de hecho eh venido por mi propia cuenta. Te eh traído unas cosas y no sé si te gustaría charlar conmigo mientras las acabamos, ¿te parece? — para Kendall era importante el cómo respondiera, marcaría un antes y un después. Más al recordar por que le sonaba este chico.
— Claro, pasa — se hizo a un lado y cuando ella pasó, él cerro la puerta y le quito de la mano las bolsas — déjame ayudarte —.
