Capitulo 2

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Camila

—Estás de coña.Dinah se quedó de piedra, con la copa de Martini con ginebra en el aire. Ally estaba igual de sorprendida, pero le dio un buen trago a su cóctel.

—Para nada. —Sacudí la cabeza y sonreí.

—¿Por qué no habías dicho nada? —me reprendió Dinah—. ¡Nos hemos visto esta mañana en el trabajo y no has dicho ni pío!

Trabajábamos juntas en Shine PR, una empresa de marketing y relaciones públicas que montamos el año pasado. Formábamos un buen equipo. Sus licenciaturas en psicología y marketing y su experiencia en publicidad combinaban a la perfección con mi experiencia como relaciones públicas y mis contactos. De momento, nos iba muy bien. Ya habíamos contratado a una ayudante para llevar las redes sociales de varios clientes y teníamos pensado contratar a otra el año que viene.

—Porque hemos estado ocupadas y has estado reunida con clientes toda la tarde. Me pareció mejor esperar para contároslo a las dos ahora.

—Bueno, yo me alegro de que esperases —comentó Ally.

Era nuestro miércoles de chicas y estábamos en el Buhl Bar, un poco más temprano de lo habitual porque después tenía que irme a una gala benéfica que organizaba mi padre.

—Ahora que trabajáis juntas y os veis a diario, me da miedo perderme los cotilleos —explicó Ally—. Entonces, ¿se declaró de verdad?

Asentí.

—De rodillas y con un buen pedrusco.

—¡Menuda sorpresa! —chilló Ally.

—Menudo imbécil —apuntó Dinah—. Más vale que le hayas dicho que se metiera el anillo por donde amargan los pepinos.

Di un sorbo al Martini con ginebra y respondí con cautela.

—Pues claro que no. Me porté bien, fui amable y comprensiva.

—¿Por qué? —replicó Dinah, boquiabierta—. Fue un capullo contigo.

—Porque soy educada. Sí, fue un capullo —reconocí—, pero lo admitió. Me pidió perdón y prácticamente me suplicó que volviéramos. La verdad es que me dijo un montón de cosas bonitas.

La mirada de Dinah me incomodó y aparté la vista hacia mi copa. Me conocía demasiado bien. Es lo que pasa cuando conoces a alguien desde el instituto. Por muy experta que seas en esconder lo que sientes, una vieja amiga te lee como un libro abierto.

—Está bien que por fin se haya dado cuenta de lo que tenía —concedió Ally, la eterna optimista—. Aunque sea un poco tarde.

—¿Lo es? —me atreví a preguntar, dando voz a la pregunta que me había rondado la cabeza todo el día.

Las dos se quedaron en silencio mientras procesaban lo que acababa de decir.

—¿A qué te refieres? —preguntó Dinah, aunque su tono decía «sé exactamente a qué te refieres, pero espero que sea una broma».

—¿Es demasiado tarde para nosotros?

—Joder, pues claro. —Dio un puñetazo a la barra y las copas temblaron.

—Bueno, a ver, a lo mejor no —comentó Ally—. Las segundas oportunidades son muy románticas.

—No estamos en una película —insistió Dinah y se volvió hacia Ally—. Esto es la vida real y se portó como un gilipollas.

—La gente cambia —replicó Ally—. Mani y tú sois un ejemplo. Juraste que nunca tendrías novia y mucho menos élla, pero le diste una oportunidad.

Después de Caer (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora