Capitulo 9

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Lauren

Primero, terror. La adrenalina en aumento, el corazón acelerado y el bombeo de la sangre en los oídos propios del auténtico terror.

Después, rabia. Por no haber estado lo bastante atenta y haber ignorado las señales de peligro. Por haber fallado.

Por último, comprensión. Estaba bien. Todos estaban a salvo. No había pasado nada.

Al menos, nada peligroso.

El corazón recuperó su ritmo normal y la respiración se normalizó cuando procesé la escena (Camila Cabello tirada en el suelo boca abajo) y comprendí que el ruido que me había sobresaltado había sido el de una rama al ceder bajo su peso.

-Joder -murmuré.

Me sentía una imbécil, como siempre que me pasaba aquello.

Y eso que no solía estar desnuda.

Me levanté de un salto y me apresuré a ponerme los pantalones de deporte que estaban tirados en el muelle, junto a las deportivas y los calcetines. Chris se encargaba de los animales esa mañana, así que había decidido darme un baño después de correr. No contaba con tener público.

Una vez vestida, me incorporé con los puños apretados y me dispuse a ponerla verde por colarse en una propiedad privada, por espiarme y por asustarme. «Por no salir de mi cabeza».

Pero la forma en que se levantó y echó a correr hacia mí, de puntillas, con las rodillas apretadas y las manos en la entrepierna, me dejó fuera de combate.

-Anda, hola -saludó, como si pasara por aquí de casualidad-. Te preguntarás qué hago aquí y me encantará explicártelo. Pero antes, por favor, ¿puedo usar tu baño?

-Eh, vale.

Por muy cabreada que estuviera por la invasión de privacidad, casi me da un ataque de risa al verla ir dando saltitos hasta la puerta de la cabaña. La adelanté, la dejé pasar y le señalé el baño.

-Gracias -musitó al pasar corriendo a mi lado.

Esperé en el porche de atrás mientras estuvo dentro. Me incomodaba la idea de estar a solas con ella en la cabaña. ¿Qué cojones hacía aquí? Bastante horrible había sido pasar la noche en vela intentando no acordarme de sus piernas, sus ojos marrones y el puñetero collar de perlas. ¿Era necesario que apareciera por aquí a primera hora de la mañana con unos pantalones casi inexistentes y una camiseta ajustada? La polla se me despertó e hice todo lo posible para aplacarla, pensando en rotación de cultivos y sistemas de riego por goteo y los pronósticos meteorológicos a largo plazo.

Por suerte, cuando salió con una sonrisa de alivio ya había conseguido serenarme.

-Uf -dijo y cerró la puerta tras ella-. Por poco. Muchas gracias.

-De nada. -Me crucé de brazos. Ojalá tuviera una camiseta a mano-.

¿Vas a contarme qué hacías?

Se sonrojó.

-Salí a correr.

-¿En un árbol?

Se rio, nerviosa.

-No, claro, no empecé en el árbol. Eso ocurrió después.

Ladeé la cabeza, incapaz de resistirme a hacerle pasar un mal rato.

«Ya no te sientes tan segura, ¿eh, Rich Girl?».

-¿Y bien?

-A ver. Salí de la villa que tengo alquilada sin ir al baño -explicó mientras se retorcía los dedos-. Pensaba dar una vuelta alrededor de la granja y volver, pero es más grande de lo que esperaba.

Después de Caer (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora