Capitulo 7

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Lauren


No volví a acercarme a la casa en toda la tarde, a pesar de que me sacaba de mis casillas pensar en qué estarían hablando sobre mi granja y qué planes estarían ideando, que afectarían a su funcionamiento. Que me afectarían a mí. Sí, vale, técnicamente solo era dueña de un tercio, pero ninguno de mis hermanos había invertido tanto en la granja como yo. A Chris solo le importaba su restaurante y a Mike le encantaría venderlo todo sin mirar atrás.

«Pues entra ahí y di lo que piensas. Hazte valer. Di que no».

Pero no podía. Eran dos contra uno, así que tenía todas las de perder.

Además, ahora también estaba esa Niña Rica. ¿De verdad creían que esa mujer tenía alguna idea de cómo llevar una granja? Dudo que supiera diferenciar un huevo de gallina de uno de pato. Se lo preguntaría.

La verdad es que la idea me hizo sonreír mientras salía del establo, después de echar un vistazo a uno de los caballos más viejos, que llevaba el calor peor que los demás. «Oye, Rich Girl, ¿has visto alguna vez unos buenos huevos?».

Me reí al imaginar la cara que pondría. Seguro que se sonrojaba y abría los ojos como platos. Tenía unos ojos bonitos, lo reconocía. Grandes y Cafes. Su sonrisa también era bastante destacable.

Pero no era mi tipo. Me gustaban las chicas naturales. Con los pies en la tierra. Sin maquillaje. Sidney se pasaba la vida en vaqueros y botas, le salían pecas por el sol y no creo ni que tuviera un secador de pelo. Siempre dejaba que su melena de rizos rubios se secase al viento.

La Rich Girl llevaba una especie de traje de chaqueta y seguramente zapatos de tacón. Su piel parecía no haber visto nunca el sol y sus labios estaban pintados de un rosa artificial. Su pelo era bonito, castaño, liso y brillante. ¿Qué se sentiría al acariciarlo? ¿Y al tirar de él? ¿Al tenerlo derramado sobre el pecho desnudo?

Cuando la polla respondió a la pregunta por mí con una sacudida, me obligué a dejar de pensar en ella y a concentrarme en la siguiente tarea. No significaba nada para mí.

***

Hacia las cinco, Chris se acercó al invernadero que habíamos construido mi padre y yo, donde me encontró preparando algunas semillas de col rizada para plantar. El próximo fin de semana tenía que rotar algunas plantaciones.

-¿Te ayudo?

-Casi he terminado. Pero me vendría bien una mano para arreglar la valla del extremo oeste de la propiedad, si tienes tiempo.

-Yo me encargo.

Subimos al todoterreno y condujimos en silencio. Me moría de ganas de saber qué habían hablado en la reunión, pero era demasiado cabezota para preguntar. Chris seguramente buscaba algún modo de sacar el tema sin que le saltase a la yugular. Fui el primero en claudicar.

-¿Qué tal con la publicista?

Suspiró.

-Es muy maja, Lauren. Y lista. Creo que podría ayudarnos mucho.

-¿Por cuánto? ¿Has visto su coche? Un Mercedes clásico en perfectas condiciones. ¿Sabes lo que vale eso?

-No.

-Yo tampoco. Pero seguro que una locura.

-No tienes por qué ser tan idiota. Nadie conspira contra ti ni quiere quitarte nada.

-¿Qué cojones iban a quitarme? Como dijisteis, la granja no es mía, ni la cabaña, ni siquiera tengo una familia. -Repetí sus palabras mientras aparcaba junto a la valla que había que reparar.

Después de Caer (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora