Dolor De Cabeza

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Era un hermoso atardecer, y estaban ellos dos solos, nuevamente. Era un escenario súper romántico, era el momento perfecto para que pudieran decirse mutuamente lo que sentían...

—Clint, yo...

—Natasha... —la interrumpe—ambos sabemos que habría pasado si es que Tony no hubiera aparecido en ese momento. Pero eso no iba a pasar, por que tú eres mi mejor amiga...

—Y tú eres mi mejor amigo.

Después de decir esto ambos se quedaron en absoluto silencio, volviendo a contemplar como se escondía el sol. Ni siquiera podían mirarse de la incomodidad que sentían y por dentro se culpaban de ser ellos mismos quienes lo causen.

Tan solo un momento después, una brisa los dejo con frío.

—Deberíamos volver adentro. —Clint pensó que esa sería una buena forma de cambiar de tema.

—Me leíste la mente.—dijo ella al mismo tiempo que se ponía de pie.

Dieron unos cuantos pasos, cuando de pronto escucharon mucho ruido, que al parecer venía de la sala. Ambos apresuraron el paso, ¿Qué era toda esa bulla?

Dicen que las fiestas en la Torre de los Vengadores son épicas, dicen...

Tony es molestado por los rayos del sol por la mañana, trata de esconderse en las sábanas, pero lo que encuentra...

—¿Cap?

Steve se despierta repentinamente, encontrándose  una distancia bastante corta del rostro de Tony...

Se pone de pie en menos de un segundo y se aleja de Stark. Un tanto adormilado aún, extiende sus brazos en posición de alerta, mirando a su alrededor y tratando de recordar lo último que hizo anoche.

—¿Qué pasó?

Todo esto bajo la atenta mirada de Tony quien rueda los ojos, pensando que no podía ser más exagerado.

—Jarvis...¿Por qué estamos en la sala?

Efectivamente, ambos héroes estaban en la sala, con la misma ropa de ayer y unas almohadas y mantas cerca de ellos.

—¿Jarvis?—repitió el millonario al no recibir respuesta—Llama a limpieza, este lugar es un desastre.

Stark revisó su reloj donde marcaban las 12:56 am. El segundero no se movía y eso le pareció extraño. Cuando giró hacía Steve, notó que se frotaba la sien de la cabeza.

—Me siento terrible.

—No te preocupes, tengo como 5 de éstos.—dijo señalando su muñeca.

Y antes de que le pueda contestar, un terrible dolor de cabeza hizo que volviera a tomar asiento.

—Te traeré una aspirina. Y revisaré por qué hay escombros por tadas partes.

Tan solo dio unos pasos cuando se encontró con la causa de un dolor de cabeza que ahora le pertenecía a él.

Tan cercano | Clintasha (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora