cap.14

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Pov. Paula

No puedo con mi vida. Tengo tantas ganas que mi chiquito salga de una vez y no solo para poder verle esa carita o para tenerlo en brazos, sino porque estoy siempre agotada, mi vejiga no aguanta nada y me paso el día en el váter y sobretodo porque me cuesta dios y ayuda tansolo moverme.

No había vuelto a ver a Alexia desde aquel día que Carmen la dejó. Se que esta bien porque aún que no la haya visto si que hablo con ella cada día. Ella está feliz en españa ya empezó la temporada y con ella su andadura como entrenadora del femenino B del Barcelona. En tres jornadas ya lleva tres victorias una de ellas muy sufrida y con un poco de suerte todo sea dicho, pero se escucha tan feliz cuando me cuenta sobre su equipo que me da cierta rabia estar lejos y no poder ver esos partidos en directo.

-Paula, por el amor de dios, que haces aquí? Vete a tu casa, nadie quiere que esté niño nazca entre ordenadores..
-hayy..James si aún me faltan tres semanas! A demás estoy perfectamente.
-si claro, por eso tardas una eternidad para llegar a la fotocopiadora...
-te juro que cuando se acerque el día cogeré la baja.
-bueno, pero no hagas que tenga de llamar para sacarte de aquí.-amenazó-.

Quede pensativa, James tenía razón me faltaba muy poco para que naciera el niño y estaba sola en un país que no era el mío. Bueno, sola, sola..no aquí esta Sara y James. Pero nunca me había imaginado dar a luz sin mis padres cerca y sin una pareja que pudiera agarrarme la mano mientras me susurra un todo esta bien.
-en que piensas?-dijo al verme más callada-.
-Alexia no podrá ausentarse mucho, lo más seguro es que no llegue a tiempo.
-Alexia?-pregunto como si no me hubiera escuchado bien-.
-será su otra madre.- Le dije, les había contado de mi embarazo pero nada más de allí su sorpresa-.
-estáis juntas?- pregunto con precaución pues sabía que lo había pasado mal-.
-no. Pero si será parte de mi familia- intenté explicarle-.
-eso no lo esperaba...-dijo sin hacer preguntas aún que se le notara a kilómetros que deseaba interrogarme-. Cuéntame, decidiste ya el nombre después de que por fin se dejara mostrar?
-si! Pensamos en Kai. Siempre he pensado en un nombre unisex y que sea complicado abreviar.
-es muy bonito, Paula!- dijo tierno-. Sabes,
si quieres podre acompañarte yo hasta que ella llegé...
-de verdad!- lo interrumpi-.
-claro que sí, eres mi niña -dijo cariñoso pues muchas veces se comportaba como si fuera mi padre-. Pero no entraré al paritorio!
-no!! Porfavor-dije riendo-.
- bueno y ahora que este tema está solucionado- dijo canviando de tema-. Cuéntame que pasó con Alexia, porque estoy seguro que tienes de ver con su ruptura.-dijo sacando su lado más cotilla-.
-no hay nada que contar!-dije seca-. De verdad que no se que haces trabajando en un diario deportivo cuando lo tuyo es más la prensa rosa. Anda tira a trabajar, Maruja!!

Los días pasaban muy lentos, se me hacían eternos, con lo rápidos que me pasaron esos últimos meses, era com si el reloj quisiera que recuperara el tiempo perdido.
Me acuerdo como si fuera hoy de aquella noche, aquella noche eterna que empezó como todas las demás, con la llamada de Alexia para asegurarse de que todo estuviera bien.
-te oyes muy cansada, Paula!- pronunció preocupada-.
-es que hace mucho calor y duermo poco- explique- doy gracias de no estar en España si aquí ya lo pasó mal con la temperatura imaginate como estaría aquí!.-dije intentando que no se notara mi cansancio-. Hoy seguro podre dormir más  esta haciendo un temporal de cuidado y ha refrescado un montón.
-seguro que es solo eso? Solo cansancio, prometeme que estas bien, tanto tu como Kai.
-segurisimo! Te lo prometo los dos estamos muy bien. Ya verás como mañana me oyes mejor.
Después de contarnos sobre cómo había ido nuestro día me colgó pidiéndome antes qué fuera a dormir, que el trabajo lo dejara para otro momento.

Decidí hacerle caso e ir a dormir aún que si hubiera sido por mi, no habría ido hasta terminar un pequeño artículo que tenía pendiente. Pero este temporal tan poco habitual en Londres, dejó sin luz a todo el barrio. La agua caída fuerte parecía que la tiraran en garrafas, y esos truenos que sonaban cada vez más cerca y más constantes tantos que a ratos parecía que uno tocara el otro provocando un estruendo infernal hasta llegando a iluminar toda la habitación en mitad de la negra noche.

Un dolor fuerte me despertó, fue una contracción intenté relajarme sabía que lo más seguro no fuera nada, es normal tener alguna contraccion unas semanas antes. Intenté encender la luz pero fue inútil seguíamos sin ella, mire por la ventana, seguía lloviendo a cántaros. Otra vez, otra contracción y otra en pocos minutos más, eso no pintaba muy bien. Venga Paula calmate que seguro es una falsa alarma, me repetía. Pero esas contracciones no paraban. Oh, no!mierda! Grité cuando un líquido salió de mi entrepierna, había roto aguas. Agarré el móvil, necesitaba un taxi para acercarme al hospital, pero llevábamos demasiado tiempo sin luz por lo que la bateria del teléfono se agotó dejándome totalmente incomunicada.
Supongo que por los nervios, el cansancio o un poco todo, no pude pensar en que Sara literalmente vive en la casa del lado, y la única solución qué vi fue coger el coche e ir por mi propio pie al hospital más cercano.
Con muchos trabajos llegué a mi coche que estaba aparcado al otro lado de la acera. Llegué tan empapada que parecía que había caído en una piscina. Puse el GPS del coche que me informó que con la ruta más rápida tardaría más de cuarenta minutos en llegar, cogí aire, intente ser fuerte y arranque el motor. No fue nada fácil conducir, ya no por las contracciones que cada vez eran más y más fuertes, sino por la poca luz, el agua acumulada en la calzada y algún que otro árbol que se derrumbó en mitad la carretera. Me animaba a mi misma, en nada dejaría esa carretera secundaria y llegaría a la autopista donde en pocos minutos estaría en el hospital.  Mis contracciones ya eran cada tres minutos y a este punto a mi solo me faltaba rezar para que ese pequeño diablillo no saliera antes de tiempo.
Lo siguiente que recuerdo es un árbol gigante  que caia delante de mi tumbadose en la calzada, justo antes de la salida de la autopista. Por suerte pude dar un volantazo para esquivarlo, aun asi perdiendo el control del auto por toda esa agua acumulada. Mi coche cayó por un barranco sin poder hacer nada para impedirlo. Un miedo que hasta ahora no conocía se apoderó de mí, todo lo que había rezado para que mi pequeño esperará en nacer ahora lo rezaba para que estuviera bien y naciera sin problema. Y de allí a la oscuridad absoluta seguida de un pequeño pitido en mis oídos para terminar en la nada. No sé cuanto rato estuve allí ni que pasó en los siguientes minutos. Lo único que se es que desperté en la cama del hospital.

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