cap 47

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Dos días después.

Lalisa.

No sé por qué tuvo que pasarme esto a mí, quizás me lo merecía. No entiendo que pasó. Solo sé que abrí los ojos, me sentí adolorida, y un montón de mujeres comenzaron a gritar a mí alrededor: ¡Despertó! ¡Ya despertó! No puedo moverme, me siento como una momia con vendas por todo mi cuerpo, mi cara y mi cabeza. Me aterra pensar que quedé como un mounstro porque así me siento, siento como salen las lágrimas que van a tener a las vendas que cubren mi cara.

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero sé que estoy haciendo mis necesidades en esta cama, me siento asqueada, tengo miedo y quiero gritar, pero tampoco mi voz sale y tengo miedo de que me hayan cortado la lengua, pero la muevo dentro de mi boca, está ahí, es mi garganta la que no responde. Quiero salir corriendo, levantarme y gritar, pero tampoco tengo fuerzas.

«Quiero a mi papá».

Entra un grupo de médicos y enfermeras, caen todos sobre mí, no me hablan, es como si estuviera muerta, solo me examinan. «¿Está es mi autopsia? ¿Me morí? ¡No!». Quiero gritar, pero mi voz no sale.

—No te agites, calmada —dice un doctor, no alcanzo a verlo.

—Pulso estable —dice una mujer.

—Presión arterial normal, pulso normal, temperatura normal —interviene otra.

Un doctor mayor de cabeza blanca coloca una luz sobre mis ojos. Me los abre sin delicadeza.

—Lalisa, ¿puedes oírme?

Parpadeo seguido, él sonríe y asiente.

—Chica lista, muy lista.

—Te hicimos una traqueotomía, podrás hablar, por ahora quédate calmadita —dice el otro que se mantiene fuera de mi campo de visión, por la voz intuyo que es más joven.

—Tu padre está allá afuera, con su novia, y tu novio, no se han despegado de aquí, te quieren mucho, eres muy afortunada. Todo va a estar bien, Lalisa. No hemos podido trasladarte, pero ahora que has despertado, el hospital no hará problema. Estas en buenas manos, pequeña.

Ese es el mayor, su voz me agrada, es como la voz de un abuelo, es amable y paciente, habla suave y de forma que me hace sentir confiada. Él otro habla más apresurado.

Hago esfuerzos por recordar, solo tengo imágenes fugaces, me recuerdo cayendo al suelo, recuerdo un dolor punzante en el estómago, alguien murmurándome cosas. Al menos sé que no estoy muerta, sé que mi padre está esperándome, solo quiero ver a mi padre y abrazarlo, que me diga que soy su bebe y que nada malo me va a pasar en el mundo.

Cuando vuelvo a despertar no sé cuánto tiempo ha pasado, pero veo a mi padre de pie junto a mi cama, llorando de felicidad, me aprieta la mano.

—Hija, mi hija, te amo, estaba aterrado, pero estás aquí, estoy aquí, no te fallaré más, lo prometo. No dejaré que nada malo te pase, mi amor. Serás intocable.

Le sonrío. Lloro. Noto que ya no tengo obstáculos para hablar, pero no se me hace fácil. Desisto de intentarlo.

—Paciencia mi amor, no tienes que decir nada, ni hacer nada. El mundo se ha detenido por ti. Ya podrás hablar. El doctor  te va a operar, se ocupará de ti muy bien en las próximas semanas. Debes terminar de ponerte bien. Has sido fuerte. Todos están maravillados con tu recuperación. Se los dije, que no te conocían.

—¿Cómo la encontraste? ¿Una reina no? —pregunta el doctor mayor. Se carcajea.

—Sí, gracias a Dios, Doctor y gracias también a la medicina, me porté como un idiota, lo siento tanto, pero es que…

—No tienes que justificarte, Dong hae, por Dios, ellos entienden. Ya pasó. Generosa donación que hiciste, por cierto, esos ya te perdonaron cualquier berrinche.

—Lalisa, alguien quiere verte, Dara. Ha estado aquí contigo, y Taehyung. Los haré pasar, ¿está bien?

«¿Taehyung?».

Sacudo la cabeza, cierro los ojos una y otra vez y me sacudo. Mi padre aprieta mi mano.

—Está bien. Por ahora no más visitas. Por ahora solo a descansar y a recuperarse.

«¿Qué más me van a operar? ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué me tienen momificada?».

Entra el otro doctor y saluda con carcajadas y algarabía a mi padre.

— Jaehyung, ya despertó mi chiquita —dice contento mi padre.

—Paciencia, Dong hae,  hagamos un ejercicio de paciencia, no es necesaria la fe, somos los mejores. —Ríe —Mi padre y yo dejaremos a esta muñeca como recién salida de su estuche.

Abro mucho los ojos. «¿Qué quiere decir? ¿Qué me pasó?» mi padre se pone serio. Niega ligeramente.

—Quiero trasladarla. ¿Podremos? —pregunta, evidentemente nervioso por lo que ha dicho el doctor y que yo he oído.

—Está perfecta, cuando se levante de la cama será como si tuviera resaca y así y todo se puede ir a correr un maratón ¿Está princesa no ha corrido maratones? —inquiere. Se acerca mucho, abro los ojos, es apuesto, tiene el cabello liso negro y abundante, sus ojos son cafés y sus dientes brillan como la luz de los bombillos, su sonrisa es amplia. Afirma al verme y regresa la vista a mi padre.

—Confío en ti, Jaehyun.

—Yo también. Tenemos suerte. —Se carcajea, mi padre ríe también y besa mi frente.

«No sé qué diablos pasa». Llamo la atención de mi padre y le hago señas para que me de algo para escribir, un teléfono o un lápiz, mira a los doctores, el doctor guapo no lo duda y me extiende su Tablet.

Como puedo, escribo: «¿Qué me pasa? ¿Qué me van a operar? Quiero ir a casa».

Mi padre balbucea, el doctor apuesto, coloca su rostro sobre mí, sin dejar de sonreír.

—Lalisa, pequeña. Los maravillosos médicos de este hospital público, han salvado tu preciosa vida, pero yo, haré algunos arreglitos, para que de ese horrible ataque que sufriste no quede rastro ni huella. Soy cirujano plástico.

—Jaehyung —espeta mi padre.

Las lágrimas salen de mi cara, él las retira y me sonríe.

—No te preocupes, criatura, he mirado debajo de ese vendaje y no es nada grave, pero tu padre puede pagar por la perfección y eso te daremos.

—Todo va a estar bien, Lalisa —dice el doctor mayor —. Mi hijo es el mejor, no lo digo porque soy su padre, lo digo como su colega, te hicieron cortes en tu hermoso rostro, nada profundo. Nada de qué preocuparse. Nada que él no pueda corregir.

 Su voz y sus palabras me tranquilizan, pero sospecho que no me han dicho todo, o no me han dicho la verdad como es. «Debe ser más grave».

Solo espero que esto sea una pesadilla.

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LOCA POR TI  (Taelice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora