Cap 36

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Taehyung.

El chofer se detiene en una clínica del centro. Me bajo, aún siento algo de mareos y nauseas, avanzo poco a poco, llego a la recepción, pienso en las palabas de Dong sobre que me veo mal; las chicas jóvenes de la recepción al verme, no reprimen sonrisas tímidas, no me sonríen, no se sonrojan o me sonríen con coquetería como usualmente me pasa. Me miran asombradas.

—Buenos días, ¿se siente mal? —pregunta una.

—¿Necesita un médico? —interviene la otra.

Niego.

—Busco a Tzuyu.

Afirman.

—La enfermera. Sí, ya lo comunico, ¿de parte?

—Kim Taehyung.

Hago señas de que me sentaré a esperar, una de ella sale detrás del escritorio y me ayuda, no siento vergüenza, lo necesitaba.

Espero por unos diez minutos, la veo aparecer en su uniforme azul, lleva su cabello en una cola de caballo alta, se ve hermosa, me alegro de verla, era la única persona normal que tenía cerca, me doy cuenta. Suspiro, me levanto, su expresión es seria y nada amigable.

—Señor Kim.

—Tzuyu, ¿cómo estás?

—Bien, ¿me busca? —pregunta cortante. Sus ojos me miran con frialdad.

—Necesito hablar contigo, por favor.

Me mira de arriba abajo con más amabilidad.

—Supe de tu accidente. ¿Estás mejor? —pregunta suavizando el tono y sus expresiones.

—Sí, algo afectado por el efecto secundario de la medicina ¿Hay un lugar en el que podamos hablar?

Afirma, mira a los lados y me toma de la mano. Mi pecho se infla ante el contacto de su mano, el resto de mi cuerpo está muerto, pero siento cosquillas en la mano por sentir su piel contra la mía. Llegamos a un pasillo casi vacío. Abre una puerta y entramos, es un pequeño consultorio pediátrico, hay animales pintados en la pared, parece abandonado. Me ayuda a sentarme en un sofá, ella se sienta en una silla frente a mí.

—Aquí nadie nos molestará. No puedo salir y me aterra que escuchen que trafico drogas —escupe con recelo.

—Lo siento, fui duro, estaba ofuscado, es mi familia, Jennie, espero que entiendas, es mi hermana, la quiero, me preocupo por ella, la quiero cuidar siempre, me espanté, es todo.

Afirma. Suspira.

—Y salí como una criminal, humillada; ni te lo voy a decir, sabes que es imposible que eso fuera mío.

—Lo estuve pensando, y es cierto. No creo que fuera tuyo, no tenía sentido, había bebido, no estaba pensando con claridad, todo estuvo mal.

—Me sentí horrible, en mi vida había pasado por algo así —dice cabizbaja, traga saliva.

—¿Qué crees que pudo haber pasado?

—Ya ese chico me había pedido medicinas, ya se me había acercado, sabía dónde tenía mi bolso. No lo quiero acusar ni nada, sabía que era éxtasis, yo en mi vida había visto esas pastillas, sé que fue el o alguien más. ¿Por qué me querían incriminar? No lo sé. Me querían fuera y lo agradezco, estoy feliz de no estar en ese circo.

—Jennie te extraña y te necesita.

—Hablo con ella siempre. Estará bien.

—Yo te extraño, te necesito —confieso.

Me mira asombrada. Traga saliva. Desvía la mirada.

—¿Me estás pidiendo que vuelva?

—No, no te quiero trabajando para mí o mi familia. Quiero que estés en nuestras vidas. ¿Me perdonas?

Hace una mueca con la boca. Sus ojos reflejan emoción, se ha conmovido.

—Sí. Te perdono.

Sonrío. Ella responde con una sonrisa tímida.

—Te ves fatal, estás muy delgado, se te notan los puntos en tu cabeza. Estás tan pálido, apuesto a que no estás comiendo bien —dice.

Sonrío y afirmo.

—Ves porque te necesito.

—Pero dijiste que no me quieres trabajando para ti.

—Pero una amiga puede darse cuenta de esas cosas.

Se levanta de la silla, camina hacia mí, queda de frente, toma mi cabeza entre sus manos, la recorre con sus dedos, pasa sus dedos con cuidado por la cicatriz de mi cabeza, cierro los ojos y contengo el impulso de abrazarme a su cintura.

—Tu cabeza está todo corto. Tus hermosos cabellos se han ido.

Recuesto mi cabeza de su vientre y suspiro.

—Ayúdame Tzuyu, por favor, estoy en un pozo y necesito salir.

Besa mi cabeza. Siento su cabello cubriendo mis hombros.

—Lo haré.

Me levanto. Me mira a los ojos, me aferro a su cintura. Suelto un suspiro sobre su rostro. Miro sus labios, que me provoca besar, quiero abrazarla. Ella se queda inmóvil. Inclino mi cabeza sobre la suya, acerco mis labios a los suyos, baja la cabeza, la esconde entre mi pecho.

—Tienes novia.

Cierro los ojos, me abrazo a ella, hundo mi cabeza en su cuello. Recorro con mis manos su espalda y me aferro a ella.

—Ese es el pozo del que necesito salir.




LOCA POR TI  (Taelice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora