7. Hoy hay partido

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Las semanas continuaron, y mientras los estudios comenzaban a poner más en serio, la jerarquía del primer año de la escuela también se afianzaba. Malfoy caminaba por los pasillos como si todos tuvieran que hacer un reverencia cada vez que hacia acto de presencia, y Arcturus no se quedaba atrás, aunque tenía una actitud más indiferente respecto a todo, limitándose a caminar con su andar elegante heredado de los Black. Aunque muchos alumnos los odiaban, sobre todo los Gryffindor, parecían estar en la punta de la pirámide.

Y, para sorpresa de nadie, el comportamiento infantil de Draco respecto a Potter tampoco desapareció; el hecho de escuchar las quejas del rubio mientras hacia los deberes parecía otra asignatura del horario para Arcturus.

Pasaron las semanas, y todo Hogwarts ya conocía cuál iba a ser el primer partido de la temporada de Quidditch: Gryffindor contra Slytherin. Como era costumbre, a medida que se acercaba la fecha la tensión entre las dos casas, que nunca era baja, iba creciendo, sobre todo con el nuevo buscador de Gryffindor, el más joven en un siglo. Todas las casas, menos claramente Slytherin, parecían estar apoyando a Potter a muerte, lo que solo ponía de más mal humor a Draco.

Las quejas de Draco sobre Potter también aumentaron, había noches que algunos de los chicos de la habitación ponían su cabeza debajo de la almohada para no escuchar la voz aguda del rubio. Estaban ansiosos por aprender un hechizo que les sirviera para no escuchar nada, y a este ritmo irían ellos mismos a buscarlo a la biblioteca.

El día del partido llegó y Arcturus madrugó, incluso más de lo habitual. Iba a animar a sus colores más que a nada en el mundo. ¡Viva Slytherin!, sería su lema. Por lo que se levantó como una bala, sin nada de pereza, y se metió en la ducha.

Arcturus siempre había amado el Quidditch, desde que tenía memoria, desde luego. Narcisa le había contado una vez que cuando tenía 3 años había cogido una escoba del cuabertizo de los Malfoy y, luego, sus abuelos habían que tenido que bajarlo de un árbol con magia. Hoy en día Arcturus se podía imaginar lo que había pasado al llegar a casa, que no había sido especialmente un: "¿Cómo te la pasaste en casa tu primo, Arctur, todo bien?". A sus abuelos les era indiferente el Quidditch, puede incluso que una pérdida de tiempo, por lo que todos los partidos que había visto Arcturus había sido con Draco y sus padres. Por suerte para el pelinegro, sí había podido practicarlo en el jardin de su casa, ¿cómo iban a negar sus abuelos que hiciera algo típico de magos?

Así, 15 minutos más tarde salió del cuarto de baño con una toalla por la cintura, ya que Nott llevaba 5 minutos petando a la puerta gritándole que saliera de una vez. Al parecer no era el único que había madrugado por el partido, cualquier partido era muy esperado por todo Hogwarts.

Con el pelo negro como la noche pero brillante como las estrellas se acercó a su cama, donde con una toalla terminó de secarse el pelo rápidamente. Iba a aprovechar esos nueve meses de internado para no peinarse como sus abuelos le mandaban, mejor dicho, para apenas tocar un peine en los nueve meses. Luego empezó a vestirse con toda la ropa de Slytherin que le habían dado, porque había que defender los colores verde y plateado a toda costa.

— ¿Listo para ver a Potter perder, Arcturus? — Dijo draco por milésima vez esa semana mientras habría las cortinas de su cama. Sí, esas iban a ser sus primeras palabras del día. A nadie le sorprendió realmente.

— Estoy listo para ver a Slytherin dándole una paliza a esos estúpidos leones. — Contestó Arcturus girándose para ver a su primo mientras sonreía de una manera competitiva; cualquiera diría que él también iba a jugar. — Pero para eso primero hay que desayunar, así que dale un poco de brío a preparte que no viene mal. — Comentó mientras volvía a girarse para comenzar a cambiarse. — Y buenos días, por cierto. — Giró la cabeza unos segundos para hablarle, hoy estaba animado.

The Black Heir - Arcturus Orion BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora