Capítulo 5

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No puedo evitar quedarme de piedra, normalmente cuando te ocurre un episodio vergonzoso con un extraño no lo vuelves a ver. Al parecer mi mala suerte ataca otra vez. No solo me encuentro con esa persona sino que además es hijo de las personas más amables que he conocido. Lo que además es irónico, tomando en cuenta que él es maleducado y engreído. Al parecer, el hombre que he deseado conocer hace ya dos meses es un completo idiota. Para mi suerte Grace interviene:

-"Henry te presento a Amelia Castell, la estudiante de acogida de la que te hablamos. Amelia este es Henry, mi hermano mayor."

Ahora sí que no sé qué hacer, ¿digo que nos conocemos o actuó como si nunca lo hubiera visto antes? Y lo más importante, ¿se acordará de mí? No tengo tiempo para seguir con mis especulaciones porque el responde:

- "Mucho gusto señorita Amelia, es un placer conocerla."- Dice estrechándome la mano.

-"El gusto es mío señor Henry".

El agarre de su mano me resulta familiar, las sentí cuando evitó que le limpiara la camisa en el aeropuerto. Son fuertes y me toman con firmeza, pero sin hacerme daño. Grace interviene:

-"Oh por Dios, dejen el señorita y el señor"- dice riéndose.

Al fin Henry me suelta, no sé porque me da la impresión de que estuvimos estrechados de mano más tiempo del necesario.

-Es una formalidad Grace, por supuesto que la llamaré Amelia si ella así lo desea.

Respondo casi automáticamente:

-"Claro no hay problema señor Henry".

-"Muy bien Amelia, pero creo que eso aplica también para ti".

-"Oh, de acuerdo señor...digo Henry."- Siento como mis mejillas se ruborizan sin poder evitarlo, me muerdo el labio inferior para ocultar la vergüenza que siento.

En cuanto hago ese gesto su mirada cambia, no podría decir exactamente cuál es su reacción pero tiene algo así como una media sonrisa.

¿Me habrá reconocido? Si bien tenía una mirada sorprendida cuando entramos al salón, pudo ser por ver a su hermana. No ha dicho nada, puede ser que no me haya reconocido.

Henry se sienta en uno de los sillones y Grace hace los mismo indicándome que me siente junto a ella. En eso Lauren dice:

-"Hijo, porque no sirves champagne para hacer un brindis por nuestro aniversario de bodas antes de cenar."

Ella realmente se ve hermosa esta noche con un vestido blanco. Le dedica miradas de amor a su esposo cada vez que puede.

-"Por supuesto Lauren"-. Le dice con una sonrisa.

Un momento. ¿Por qué le dice Lauren? ¿No debería llamarla mamá? Bueno al parecer le gusta ser descortés incluso con su madre. Empieza a servir el champagne en las finas copas de cristal. Una vez que les entrego una a cada miembro de su familia, y una soda para el pequeño Peter se acerca a mí y mirándome a los ojos me entrega la mía diciendo:

-Aquí tienes Amelia, cuidado no la vayas a derramar...

Mierda. Sí me reconoció. Su tono es casi de burla y su mirada es seria. Aun así se ve jodidamente sexy.

-Gracias- respondo. No soy capaz de decir nada más.

La cena transcurrió bien, vinieron los padres de Lauren, son los dos muy amables. Hubiese sido todo mejor si Henry no hubiera contado una "anécdota en el aeropuerto", sobre cómo una joven se tropezó, choco con su "amigo" y le derramó un café encima. Por supuesto que cambio la historia, aunque yo diría que fue para evitar reproches por su comportamiento, porque estoy segura de que si contara bien como estuvieron las cosas, independientemente de si les digiera si soy yo o no, les parecería muy mal que avergonzara a alguien por su aparente falta de dinero y ropa elegante. Después de cenar pasamos al salón a conversar. El señor Louis me pregunto por mis estudios y mi vida en Chile, yo por supuesto conteste muy animada y por unos instantes olvide la presencia de Henry. Por lo menos hasta que la señora Cecil me pregunto si había dejado un corazón roto y Henry se puso a toser. Todos lo miramos pero enseguida conteste que solo el de mi gato, en ese momento todos se rieron, menos él claro.

A eso de las doce de la noche los padres de Lauren, se marcharon. Los demás seguimos riendo de las cosas que Grace cuenta sobre su campamento de verano. No podía evitar mirar a Henry, cuando se ríe se ve aún más Guapo, parece otra persona.

Cuando pensé que las cosas ya no podían ponerse peor Henry dice:

-"Me quedaré en casa hoy, es tarde y no quiero manejar, ¿les molesta?"

Todos lo miraron sorprendidos. Por lo que Grace me ha dicho, él casi no duerme en casa desde que tiene su propio apartamento hace 5 años.

-"Por supuesto que no hijo, esta es tu casa. Julia siempre te tiene preparada la habitación en caso de que desees quedarte."- responde William acercándose a él y dándole unas palmaditas en el hombro.

Henry hace una mueca que parece una sonrisa. Da la impresión de que a Henry le molesta el contacto físico porque anteriormente cuando su abuela le dio un abrazo, él no se notaba muy cómodo. Aunque si la llamaba abuela. Esto es todo muy raro, mejor dicho él lo es. Cuando eran ya la una de la madrugada, nos dirigimos a nuestras habitaciones. Camino al pasillo donde está mi habitación, Henry va detrás de mí. Cuando estoy llegando a la puerta de mi habitación y él a la suya me toma del brazo y dice:

-"¿No me vas a dar las buenas noches pies izquierdos?"

Dirijo mi mirada a mi brazo y luego levanto la cabeza para mirarlo a los ojos.

-"¿Disculpa?"

-"Te pregunto si me darás las buenas noches."

-"Si entendí, pero mi nombre es Amelia."- digo zafándome de su agarre.

-"Pero para mí solo eres la chica pies izquierdos."

Se apoya en la pared y me mira de pies a cabeza.

-"Ya te pedí disculpas en el aeropuerto, y tu hoy te has burlado de mí en muchas oportunidades. ¿Por qué no le contaste nada a tu familia?"

-"¿Para qué? ¿Para que hicieras aún más el ridículo?"

-"Mira, solo fue un accidente y si para ti pedir disculpas por cometer un error es hacer el ridículo, entiendes muy mal el concepto."

Se aparta de la pared riendo y camina unos pasos hasta quedar al frente de mí.

-"No, lo que me parece ridículo, es que te ofrecieras a pagar algo cuando se nota que no tienes ni un peso."

Sus ojos que me miran con dureza no se apartan de mí. Sus palabras de verdad me dolieron, las lágrimas amenazan con salir de mis ojos pero intento detenerlas bajando la cabeza y mordiendo mi labio inferior. De pronto Henry hace algo inesperado, levanta mi cabeza y libera mi labio inferior con su mano. Sin embargo, yo le quito la mano de mis labios y le respondo:

-"Mira Henry, no tendré el dinero que tú tienes pero nadie tiene el derecho de humillar a una persona por puro gusto. Sí, es verdad que no me sobra el dinero pero no soy pobre. El único aquí que al parecer tiene grandes carencias y de todo tipo eres tú."

No puedo creer lo que salió de mi boca y a juzgar por su expresión sorprendida Henry tampoco. Siento rodar una lágrima por mi mejilla y su expresión ya no es de asombro. Luce torturado pero no se mueve ni un centímetro.

-"Tú no me conoces Amelia. Buenas noches."

Se gira y abre la puerta de su habitación. Yo hago lo mismo y una vez dentro de la habitación, me saco el vestido para ponerme pijamas. Cuando ya estoy acostada no hago más que llorar hasta quedarme dormida. El último pensamiento que recuerdo es cómo alguien con una familia tan buena puede ser así. Lo peor es que tiene razón, no lo conozco.

Atraída a tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora