VIII: Again (Pt. 2)

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En la escala del uno al diez, donde diez denotaba ira absoluta, James Charlus Potter se sentía un sólido veinte mientras miraba a Snivellus invadir todo el espacio personal de Lily. El número aumentó cuando la chica en cuestión le dio a Snape una sonrisa completa, luciendo profundamente entretenida por algún comentario que hizo en medio de la conversación. James ansiaba ir allí y arrastrar al pequeño idiota de vuelta al nido de serpientes donde pertenecía; acción que, a juzgar por la mirada en el rostro de varios Slytherin a su alrededor, no era el único ansioso por llevar a cabo.

A su lado, Sirius parloteaba sobre la broma que le jugaron a Filch la noche anterior; Peter intervenía ocasionalmente con algún comentario que provocaba carcajadas similares a ladridos por parte del chico Black. Ninguno de los dos parecía sospechar sobre las desapariciones recientes de James o las patéticas excusas que inventó para ocultarlas. Pero con Remus era otra historia. Moony le estuvo lanzando esa mirada desde por la mañana; la de sé que estás escondiendo algo.

Incluso ahora, sus ojos iban de Snivellus a James, claramente sospechando que el comportamiento errático de este último estaba relacionado con el imbécil grasoso. Resultaba molesto que al igual que Dumbledore, Remus tuviera una especie de sexto sentido para husmear en los asuntos de quienes lo rodeaban. El hombre lobo era como un perro con un hueso -juego de palabras totalmente intencional allí- cuando de averiguar algo se trataba. Lidiar con su suspicacia podía compararse a enfrentar un interrogatorio borracho de veritaserum: más temprano que tarde terminarías por escupir la verdad.

James fingió no notar sus sospechas y desvió la mirada, atrapando en el acto a su serpiente menos favorita inclinada sobre Lily, esta vez mucho más cerca que antes y con una sonrisa babosa en la cara. Oh, Snivellus estaba colmando su paciencia; cada centímetro acortado entre su cuerpo y el de la bruja pelirroja, era un paso más cerca de tener una muy educativa reunión con los puños de James.

—Prongsy, sigue mirando así a Snivellus y vas a abrirle un maldito agujero en la cabeza. No es que me queje si pasa —Sirius había detenido la charla con Peter y ahora miraba a James con un riso burlón en sus labios—. Parece que la serpiente está haciendo sus movimientos con Evans, ¿eh?

Los cuatro pares de ojos pertenecientes a la manada gryffindor se dirigieron en simultáneo hacia el trio frente a ellos. Snivellus no intervenía muy seguido en la conversación, pero era claro que ambas chicas se sentían cómodas dejando que escuchara. Incluso McKinnon, quien en el pasado mostró abiertamente su desaprobación por la amistad entre Lily y Snape, se veía despreocupada ante la cercanía del idiota. James no podía decir que compartía el sentimiento.

—¿Y si le damos un saludito de buenos días a Snivellus? —continuó Sirius, con una sonrisa diabólica tan amplia que mostraba perfectamente sus afilados caninos—. A ver si aprende su lugar y deja en paz a Evans.

—Lily no parece molesta con su presencia y algo me dice que no aprobará especialmente tu intervención —fue Remus quien habló y James pudo sentir como Sirius se erizaba a su lado; la sonrisa perruna se mantuvo, pero ahora con una rigidez clara en los bordes.

Las cosas entre esos dos estuvieron tensas desde que empezó el sexto año. Sirius y Remus reñían con frecuencia a partir del día uno de su amistad, después de todo, tenían personalidades bastante contrarias: donde Remus era racional, introvertido y lógico, Sirius era un torbellino ruidoso de impertinencia e impulsividad; estaban destinados a chocar. Pese a ello, sus discusiones a menudo se reducían a tonterías de amigos, nada demasiado drástico. Incluso luego del desastre que fue la broma de Sirius hacia Snape durante la luna llena, su amistad se mantuvo, aunque considerablemente más tensa.

Quinto año fue un momento complicado para los merodeadores como grupo de amigos. Las implicaciones del acto egoísta de Padfoot eran como una presencia física en el dormitorio, cubriéndolo todo y ahogando cualquier interacción positiva que pretendieran tener. Las cosas se mantuvieron frágiles hasta que Sirius llamó aparte a Remus antes de las vacaciones de navidad y tuvieron una larga conversación. Charlar pareció limpiar el aire entre ellos, y para cuando el año escolar terminó, James confiaba en que esos dos volverían a estar unidos por la cadera más temprano que tarde.

Please, let me get what I want (this time) [JEVERUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora