IX: Road to nowhere (early version).

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Severus sobrevivió una guerra y buena parte de otra gracias a su habilidad para notar detalles. Siempre fue un gran observador, uno muy hábil, además; aprendió temprano en la vida a captar irregularidades donde otros ni siquiera se detenían a mirar dos veces. Subsistir requería ojos rápidos y un cerebro que lo fuera incluso más; entonces, con su vida siendo lo que fue, Severus se vio obligado a desarrollar un instinto de conservación más afilado que el promedio. Fue gracias a eso que logró salir de un hogar abusivo, siete años de acoso escolar, y una década de espionaje con más daños emocionales que físicos.

Nadie pensaría, entonces, que tardó semanas en notar algo irregular sucediendo en su propia cabeza, pero fue exactamente lo que sucedió. En su defensa, dichas semanas estuvieron rebosantes de actividad y descubrimientos inesperados. El plato de Severus no había estado tan lleno desde que Harry Potter llegó a Hogwarts para cursar su primer año, lo que decía bastante de la situación considerando todo el drama con la cabeza poseída de Quirrell esa vez.

Seguramente hacer malabares con la vida de paria social, sus estudios, la inminente guerra respirándole en la nuca y el peso de derrocar a un demente semi inmortal, serviría como excusa para semejante error de juicio; si no, también estaba el pequeño detalle de intentar matar una serpiente asesina de magos con solo dos mocosos y par de libros viejos en su arsenal. De cualquier forma, la cabeza de Severus se mantuvo demasiado llena las últimas semanas para notar que allí dentro faltaba algo.

En primer lugar estaba todo el asunto de cazar al basilisco. Contrario a lo que cualquiera podría pensar, la idea de enfrentarse a una criatura mítica increíblemente peligrosa no era lo más estresante de la situación para Severus; fue el verse obligado a interactuar con Potter más horas de las que su limitada paciencia podía soportar. Severus con gusto escogería la mirada asesina y el veneno cualquier día de la semana por sobre días llenos de Potter; el imbécil siempre encontraba la forma de meterse bajo su piel e irritarle como un salpullido particularmente agresivo.

—¿Basilisco? —Había preguntado de forma bastante estúpida en aquella ocasión, sus ojos yendo del rostro de Lily al libro que tenía en su mano—. ¿Salazar Slytherin?

Severus le arrebató el ejemplar y lo puso de vuelta en la pila sobre la mesa.

—Sí, Potter, basilisco; entiendo que tu diminuto cerebro necesite repetir las cosas en voz alta para procesarlas, pero preferiría que dejaras el acto de loro para más tarde.

Potter, como no, se irritó ante el comentario.

—Cierra la boca, Snivellus, no te pregunté a ti.

—Y yo no te quería aquí en primer lugar, así que estamos a mano.

—¿A quién le importa una mierda lo que tú quieras?

El mocoso volvió a tomar el libro con sus ojos fijos sobre Severus, en un abierto desafío, esquivando cualquier intento suyo por volver a quitárselo.

—Deja eso allí, antes de que te las arregles para destruir un texto más antiguo que tu familia.

Severus miró a Lily en busca de apoyo, pero ella estaba tranquilamente sentada sobre el baúl de Severus, solo observándolos.

—¿Qué? —Severus preguntó, incomodo.

—¿Qué de qué?

—¿Por qué estás ahí mirándonos en silencio?

Ella comenzó a jugar con la bufanda de Severus que sobresalía de baúl cerrado.

—Ustedes dos parecen no cansarse de pelear como niños, así que intento un nuevo enfoque.

Please, let me get what I want (this time) [JEVERUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora