CAPITULO 8

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ΩIlluminaΩ

Kyle terminó de colocarse sus botas y salió de la habitación junto al otro príncipe, seguidos por sus guardianes. Las últimas dos semanas Mo se había vuelto más considerado con respecto a su actitud cerca de Akni, no sabían la razón del cambio, pero al menos ya no los escuchaban pelearse a cada rato.

Mo les contó que por los pasillos corría el rumor de que la reina estaba enferma, pues sus idas constantes al médico del castillo hacían sospechar a todos. Pandora jamás le ocultaba algo a su hijo y era hora de encarar su secreto.

El príncipe de Errhante iba un poco temeroso detrás del moreno, el tacón de sus botas resonaba en los pasillos del castillo. No entendía su descontento, era normal que los padres no contaran todo, ¿verdad?

—¿Mi corona de rey? ¡Ja, se la pasan por donde mejor les parece!

Akni le lanzó una mirada de advertencia desde el agua.

—¿No estás siendo un poco...?—Kyle se detuvo de golpe—¿Exagerado?

Primera regla de la realeza: Jamás le digas exagerado a un príncipe mimado.

El cabello ensortijado de Kyle pareció crisparse como el de un gato, sabía que iba a soltar una sarta de insultos, pero se detuvo. Ambos sostuvieron sus miradas antes que el primero bajara los ojos y respirara profundo.

—Tienes razón.

—Vamos a preguntar igual, pero con calma—alentó el pelinegro.

Una vez en el salón del trono, el saliente rey reposaba sobre su trono, le indicaba a unos caballeros las tareas que debían cumplir para ese día y escuchaba la información que le brindaban. Piscis se detenía de vez en cuando tras uno de los pilares de la estancia abierta y observaba al hombre, quería buscar en sus recuerdos la cara de su padre y ponerla sobre la de Gayard para pretender que tenía más recuerdos.

Siempre escuchaba decir a todos que su padre fue un rey benevolente y amistoso, lo recordaba como alguien fascinante con los enormes ojos de un niño curioso. Podía sentir sus pies colgando junto al estómago del hombre cuando solía cargarlo para mirar a través de los vidrios del castillo.

El mar, al igual que sus recuerdos, era sombrío y difuso, desprendía un sonido insufrible a la vez que un silencio abrumador lo inundaba todo.

—¡Papá!

El hombre alzó la vista y despidió a sus sirvientes, le regaló una sonrisa nerviosa a su hijo después.

—¿Dónde está mamá?—más que una pregunta fue una orden.

—Por ahí.

Piscis se mordió los labios y le lanzó una suplica a Akni.

—Majestad—interrumpió con paciencia el tritón—. Corren por los pasillos ciertos rumores acerca de la salud de la reina. El príncipe solo quiere saber si ella está bien.

Kyle miró a su padre en busca de respuestas.

—Ah... Ella está bien—titubeó el hombre—. Pero no podemos decirte nada aún.

—¿“No podemos”?

El rey dejó atrás su trono, la capa onduló en su camino hacia su hijo y sus manos palmearon los hombros del muchacho.

—Es una sorpresa. Ya sabes cómo es Pandora—de pronto, la carcajada se le escapó de los labios—¿Entiendes?

El único que se rió, soltando el sonido entre sus labios apretados, fue Mo.

La mirada intensa de Kyle no sé deshizo hasta que escuchó a su madre entrar y reclamarle algo a su esposo. La conversación se repitió, el príncipe preguntó qué pasaba y la mujer desvió su pregunta.

Bajo el MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora