ΩErrhanteΩ
El reino de Errhante era tan...aburrido.
Todo se sumía en un silencio sepulcral, como si no hubiera gente viviendo allí, todo el mundo hablaba bajo y hacía su trabajo sin divertirse. Todas pieles pálidas y opacas por la falta de sol, se sentía como una mancha desconocida dentro de esas paredes llenas de manchas grises; había vuelto con un pequeño bronceado alrededor de su nariz y mejillas.
Quería volver a ver el sol y sentirlo en su rostro, que por pasar mucho tiempo en la playa sintiera la piel de su tabique acartonada y su cuerpo se relajara al sacarse el agua salada. Aún podía sentir su cabello tieso por la arena y el agua, y cómo las sirvientas de Illumina casi lloraban para desenredar tanto su cabello como el de Kyle tras el baño de agua dulce.
Extrañaba leer capítulos en voz alta mientras el moreno los actuaba saltando sobre su cama hasta que Akni lo regañaba.
Se mecía en la silla pensando en el taconeo de las botas de Kyle sobre las baldosas, tal como en el baile haciendo volar su capa y saltando de un lado a otro hasta sentarse en sus piernas y abrazarlo.
Se estaba volviendo loco.
Los papeles sobre su mesa ya estaban leídos,. firmados, sellados, respondidos y acomodados. Sabía organizar barrantes bien su tiempo, ¿Pero qué más podía hacer después de eso? Se leía una enciclopedia de su biblioteca solo para pasar el rato, las revistas de biología marina y los manuales de artefactos del castillo.
Cada milímetro de esa fortaleza estaba sellado, solo un par de ventanales curvados le daban la vista al oscuro exterior. No tenían un patio ni un jardín, incluso las plazas comunes eran herméticas.
Se sentía asfixiado como si pusieran una bolsa alrededor de su cuello que aniquilaba su espíritu.
Ya empezaba a pensar igual de liberal que Kyle, y claro que sí, después de no saber nada del exterior y conocer tantas cosas, su espíritu aventurero había despertado de la mano de aquel chico.
Seguía fantaseando con un moreno de cabello decolorado sentado en su regazo mientras hablaba de esas películas raras cuando su madre abrió la puerta, pidió a sus damas que se quedaran afuera para así hablar con su hijo.
—Te ves cansado.
—Lo estoy—no mintió, cada noche que pasaba lejos del islote lo enloquecía cada vez más.
—Ay, Piscis...—ella acarició su mejilla—. ¿Nos extrañaste?
El principe no supo cómo responder, obviamente no quería decirle a su madre que por unos días, bastantes días, se olvidó completamente de su existencia y prefería mil veces abandonarlos que irse de Illumina.
—El príncipe Kyle y tú se mantienen en contacto bastante.
—Mjú.
—Eres increíble. Ya veo que no habrá problemas entre reinos cuando tomes el trono.
Después de otro silencio donde el chico solo se quedó mirando a la nada entre los papeles acomodados sobre su mesa, la mujer se inclinó un poco hacia la mesa para mirarlo mejor. El Piscis que había vuelto era diferente, aunque cualquiera en el castillo pudiera decir que más bien parecía más deprimido y cerrado, para ella emanaba un aura salvaje que solo había visto muchos años atrás.
—Tienes sus ojos—murmuró, eso hizo a su hijo alzar el rostro—. Tienes una tormenta en los ojos y un corazón soleado.
Aún recordaba las noches en las que encontraba a su esposo Géminis frente a los vidrios del castillo, era un joven príncipe bastante enigmático; lo suficiente misterioso para atraer a más de una dama de Errhante, pero demasiado sensible para que cualquiera lo soportara. Era un rey amable, dedicado a la población aunque las reglas del castillo siempre hayan sido estrictas.

ESTÁS LEYENDO
Bajo el Mar
Teen FictionEl mundo cambió, cubriéndose de agua y aislando a los humanos de lo que alguna vez llamaron hogar. Kyle y Piscis son dos príncipes muy diferentes, que viven en reinos mucho más diferentes, unidos únicamente por el mar. Ambos tendrán que resolver su...