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— Si estás resfriada no puedes ir a trabajar así.

— Si estás de mandona no vas a lograrlo aquí.

— Dae.

— Jae.

— Jackson no te dejará pasar hasta que mejores. Mira a Yoongi.

— Apostaría a que fueron sus gérmenes los que me enfermaron — sonó su nariz por décima vez desde que se levantó — Y como fuera, no sé qué tanto te convenga ver si regreso o no temprano, ¿no se supone que tú estarás de vuelta después de la medianoche?

— Sí, aunque no planeo quedarme al after party — a pesar de cuan hinchados tenía los ojos, aún era posible ver cómo fruncía el ceño — Pero si me quedo, es por trabajo. Y lo sabes.

— No planeaba recordarte tu papel de Cenicienta. Todo lo contrario. Te regresaría a patadas si volvieras antes de las doce. Además, mereces pasar un buen rato aunque sea por "trabajo" — su voz gangosa hacía juego con sus deditos temblorosos.

No me iría tranquila si la veía seguir en cama cubierta por su sábana como si se tratara de un burrito. Por fortuna, la fiebre había sido intermitente en su caso, solo la tuvo en la madrugada.

A lo mejor, no había sido tan buena idea no avisarle que un Yoongi enfermo había estado cerca de su cama.

— ¿Te he dicho que hoy te ves como toda una graduada?

— Como unas cincuenta veces.

— Porque me estoy quedando corta. Siento que vistes cincuenta sueldos míos encima.

— Porque lo es. Debo ser cuidadosa con este vestido o me endeudaré hasta el postgrado. Y ya no hables tanto que se te está inflamando la garganta.

La verdad es que la callé más con el propósito de no elevar mi nerviosismo a estas alturas. Ya tenía suficiente con pensar en no rayar los zapatos. Todo era gracias a la petición específica de mi jefe acerca de que quería que portáramos un mismo código de vestimenta.

Y claro, no iba a tolerar el que yo vistiera algo más barato que lo suyo. Al menos no si implicaba una diferencia mayor a los 500 dólares.

Aquel vestido implicaba que sumiera el estómago o, el cinturón terminaría por asfixiar cualquier esperanza de probar bocado en la recepción del evento. Solo esperaba o, rezaba mejor dicho, porque el tiempo que pasara sentada fuera ínfimo y pudiera dedicarme a hacer mi trabajo en paz.

Hasta me habían dado un par de peinetas que, acomodé en el peinado recogido que intenté hacer lo mejor que pude. No sabía de qué tanto serviría ello porque, estaba casi segura de que el señor Choi preferiría verme calva antes que desgreñada. Si no le gustaba mi peinado, seguro también delegaría a otro estilista mi cabello al día siguiente.

Lo mismo haría seguro el día que ya no le gustara mi trabajo. Nadie era indispensable.

La figura frente al espejo me mostraba con aquel vestido blanco, los zapatos y cartera del mismo tono, las peinetas doradas, un maquillaje ligero y la chaqueta sobre los hombros.

No odiaba el blanco, pero quizás si lo detestaba. Era tan limpio, tan libre de secretos, que me abrumaba. Yo jamás sería una hoja en blanco.

En otra ocasión, quizás me hubiera provocado arcadas el pensar en cuánto habría costado el outfit que llevaba encima. Pero no ahora, no cuando había cosas más importantes por las que me jugaba el pellejo. El correo electrónico con la invitación para la primera ronda del concurso por la pasantía para el otro año, había llegado hoy antes de las siete. Eso era lo que nos había levantado a Jae y a mí en realidad. Hoy no debía ir a la oficina por la correteadera que tenía por el evento y, mi mejor amiga no estaba en condiciones de ir a ensayar cuando los mocos le dificultaron el respirar toda la noche.

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⏰ Última actualización: Jun 18, 2023 ⏰

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SENSITIVE   •[Jeon Jungkook]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora