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Necesita un tiempo de obturación de 1/60.

Eso es lo que pensó la pelinegra apenas el bus empezó a moverse y, con él, las calles que lo rodeaban en su ruta al centro de Seúl.

O quizás bastaba con uno de 1/8, porque el bus apenas había avanzado cuando dio un frenazo que, sino se hubiera sostenido del asiento delante de ella con una mano y con otra sujetaba la cámara que colgaba de su cuello, esta le hubiera jalado del cuello y, contando con que estaba sentada en medio de un bus casi vacío, igual hubiera sido penoso ver tan bonito recuerdo de su infancia golpeando la superficie del asiento delantero en un día como ese. Su mochila apenas se había movido por el peso en ella pero, igual se movió un centímetro en el asiento al lado del suyo.

Está agradecida por no tener clases los viernes para poder ir a su primer día de trabajo como practicante pre profesional de fotografía en Vogue Korea pero, definitivamente no lo estaba con el chico que ingresó al bus a velocidad mientras el conductor le gritaba que para la próxima no habría alguien tan bueno como él para parar un transporte en marcha por él. Aquel muchacho, manteniendo la cabeza gacha probablemente por la vergüenza, hablaba con voz tan baja que Jaesoo solo pudo entender algo como que lo perdone y que le había salvado la vida mientras sujetaba la mochila de gran tamaño que cargaba.

Tonto.

Cruzó sus brazos para así poder sentir su vieja cámara Polaroid entre ellos cuando el chico pasó a su lado y se sentó en la columna contraria a ella, divididos por el pasillo, pero en la misma fila.

Todo va a salir bien, Jae. Tienes todo lo que necesitas en la mochila. Y la Polaroid está en tus brazos. Además ya no te desvelaste viendo la nueva exposición de Basquiat en París. ¿Qué más puede pasar aparte de conocer tu lugar de trabajo y sentirte como una vagabunda fuera de temporada?

Pues muchas cosas. ¿Y si su jefe resultaba ser una versión masculina de Miranda Pristley? ¿Y si le decía que sus jeans desgarrados no cuajaban en un tono de azul claro sino en un azul cerúleo?

Al menos sabía que no debía decir que jamás había leído ningún ejemplar de Runway.

Si es que la revista existía y no era solo una invención de los guionistas de "El diablo viste a la moda".

No invoques al diablo que se te puede aparecer. Eso es lo que le diría su mamá y tragó saliva al recordar cuánto se había encargado de recalcarle lo muy orgullosa que estaban ella y su padre de que hubiera podido conseguir empleo. Juraría que a su madre hasta se le había quebrado la voz en algún momento cuando le dijo que la paga era muy buena y que le bastaría para sostenerse a ella en Seúl y enviarles dinero a ellos también. A pesar de la negativa de su padre a lo último, le dijo que era lo menos que podía hacer al poder disponer de ese monto generoso.

Pero claro, obvio el decirle donde iba a trabajar porque si este hubiera sabido que se iba a ver inmiscuida en una revista de modas, no solo le hubiera cuestionado el si lo hacía por la paga, también la hubiera instado a desechar la idea de laborar allí y seguir buscando algo que en verdad le apasionara, fuera con paga o no por el momento.

Y por eso mismo es que Kang Jaesoo no quería darle ya mucha vuelta al asunto. Si bien la mayor parte de su vida había tenido claro el qué quería hacer con ella, también tenía perfectamente entendido las opiniones de su entorno en Anyang-Gwangcheon. No solo les bastaba con mirarla con fingida simpatía, sino que el hablar a su espalda o las de su familia tampoco les bastaba.

- Pero, ¿por qué no le insististe un poco más a tu hija el que optara por una carrera con futuro? No era mala alumna en la escuela, ¿acaso está deprimida?

SENSITIVE   •[Jeon Jungkook]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora