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- No tenías que esperarme como si fuera una niña pequeña. Está bien que sea más baja que tú pero, eso no te da el derecho de tratarme así – esquivamos al grupo de chicos que caminaban rápidamente para evitar el aguacero – No tengo cinco años.

- Si no te esperaba, te hubieras mojado toda y ya tendrías un catarro terrible. Es bueno que aún tenga un paraguas servible – sonrió apegándose un poco más a mí para protegernos a ambas de la lluvia que no parecía querer amainar – Esa fue buena, ¿no? Kim Daehyun traficando rimas.

- Como que el alma de rapera te está saliendo más a flote desde que te has hecho más amiga de Jung.

- Ajá. Y a ti como que se te ha salido el lado pedófilo a la luz en tu primer día de trabajo.

Me detuve ante su comentario y ella tardó dos pasos en darse cuenta.

- ¿Qué? ¿Vas a negar que ese chico es menor que tú? – dijo con sorna mientras volvía a cubrirnos con su paraguas y me jalaba del brazo para echarme a andar – Oh, vamos. No te molestes por eso. Ya sabes que eso de las edades es una antigüedad y en este mundo...

- ¿Cómo te haces una historia completa en la cabeza cuando yo ni siquiera puedo terminar de decir no? – rió ante mi pregunta – Es mi compañero de trabajo.

- ¿Compañero de trabajo? – ahora fue Dae quien se detuvo cuando estábamos a puertas del pabellón de Ciencias – No me digas que él...

- Es otro practicante, sí – ahora fui yo quien la jalé porque mi estómago quería llegar a casa y comer de una buena vez.

La imagen de unos fideos calientes, cuyo vapor se elevara del plato y terminara por calentar mi nariz, parecía lo más apetitoso del mundo en estos momentos para mi instinto animal.

Y vaya que costaba refrenar esto último. Kim Daehyun lo sabía bien. Y no era solo porque ella hubiera ayudado a alimentar a este monstruo, sino porque también convivía con uno en su interior.

- Pero si fuiste tú quien obtuvo ese puesto – parecía que, si soltaba mi agarre de su brazo, terminaría por quedarse parada en medio del aguacero.

Y si Dae empezaba a empaparse, me recordaría demasiado al día que la vi partir de casa para ir a visitar a sus abuelos a Daegu cuando ella aún usaba coletas y la Polaroid de mi padre aún estaba en casa de los míos. Buen rato le había costado a papá convencerme de que, por más que me quedara esperando en la puerta de su casa, mi unnie no volvería ese día. Ni en toda la semana.

Pero por suerte y, en favor a su recién tinturada melena, pareció recobrar el sentido común en menos de veinte segundos.

- Hicieron una excepción por él – tomamos el camino hacia los dormitorios, donde ya no había tanto cúmulo de personas pero sí de pequeños charcos donde las gotas caían y formaban sus propias fuentes.

Como lo hacía al caer el contenido de una cuchara de sopa caliente de regreso a su plato.

Un pequeño rugido en mi abdomen daba por iniciada la guerra de la racionalidad versus el control en mi interior.

- ¿Y por qué?

- Ay, unnie, todo quieres saber.

- Pero, ¿por qué? – replicó sin molestarse siquiera en repetirme el que no la llamara de esa forma.

- Porque es talentoso. ¿Podemos darnos prisa y correr al dormitorio? En serio que no quiero correr el riesgo de que mi intestino grueso se coma al delgado – supliqué antes de asegurar las asas de mi mochila y echarme a correr a aquel edificio gris porque, de veras que mi hambre no podía ser contenido por más tiempo.

SENSITIVE   •[Jeon Jungkook]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora