Como alumno de bachillerato, puedo decir que los exámenes de admisión han sido, son, y siempre serán el peor miedo de cualquier estudiante, hasta el de los menos aplicados. Incluso Kid se había puesto las pilas estas últimas semanas con el fin de aprobar esos exámenes sacados del mismo infierno, tan solo para elegir a los que tienen suficiente nivel como para entrar en la universidad.
El estrés había pasado a ser generalizado en toda la clase. Era la guerra. Pero no entre los alumnos, todos estábamos en el mismo bando, apoyándonos y luchando contra un enemigo común: el sistema educativo.
Y sí, sé que dicho así puede parecer muy dramático, pero el estrés al que nos estábamos sometiendo no se comparaba con nada con lo que hubiésemos vivido antes. Las caras angustiosas de los alumnos que no entendían una parte de la clase o los lloros en mitad de una explicación o ejercicio, que solían derivar en breakdowns por los que había que parar las clases eran cada vez más comunes.
¿Y qué hay de mí?
Estaba cagado. Y no, no me da vergüenza admitirlo.
Aunque (Tn), como siempre, hacía que todo fuera más fácil. En estos momentos estaba con ella en el patio mientras comíamos el bento, esperando a los demás.
Nuestras conversaciones, y los mensajes que nos mandábamos, conseguían hacerme desconectar unos momentos de la asfixiante realidad que se cernía sobre nosotros, como si no tuviéramos los exámenes más importantes de nuestras vidas en menos de una semana.
—Ah, no te lo dije. Hiyori se apuntó a mi dojo y ahora entreno con ella. —sonreí burlonamente, pensando en que quizás le parecería divertido.
Pareció atragantarse con el arroz que estaba comiendo, y en seguida tuve que darle un poco de mi zumo para que no se ahogara.
—¿Hiyori? —alzó sus cejas y torció un poco su boca—. ¿Y esa desde cuando hace deporte? —Había cierto deje de despecho en su tono.
Reí, ignorando su expresión de asco solo por haber oído el nombre de esa chica.
—Lo sé ¿verdad? No la reconocí hasta que me recordé lo que dijiste de que estaba colada por mí.
—Bueno, entonces el por qué se ha apuntado no es un misterio. —para mi sorpresa, su tono no había cambiado, seguía siendo el mismo tono de asco.
—Ya, pero es penosa —reí—. Si quiere impresionarme, tendrá que trabajar más. Aunque no niego que es muy guapa. ¿Has visto su pelo verde? parece...
—Sí, sí lo he visto —dijo. Sonaba algo cortante, pero no sabía si lo estaba haciendo o no—. ¡Anda, hola Nami! ¿Tienes esos ejercicios de Sintaxis? —Se levantó de repente, dejándome solo. Parpadée un par de veces, confundido. ¿Había hecho algo mal? ¿Hiyori no le caería bien? ¿O quizás estaba celosa?
No fue mucho el tiempo que estuve solo, ya que a los dos minutos ya tenía a Luffy sentado a mi lado rogando que le diese un poco de mi bento porque él ya se había comido el suyo. Los demás también se sentaron alrededor de la mesa, pero yo no participé mucho en la conversación, estaba demasiado ocupado dándole vueltas a lo que acababa de presenciar hace unos momentos.
[***]
Por fin llegó el día. El día en el que nos lo jugábamos todo. Serían dos días llenos de exámenes que durarían más de una hora y donde tendríamos que responder a todo lo mejor que sabíamos.
Los exámenes empezaban a las nueve, y a las ocho y media estaba saliendo de casa porque me había citado con Meiko y con (Tn), por supuesto. La mayor se había ofrecido a llevarnos en coche hasta allí.
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Voluntad de acero (Zoro x Lectora)
FanfictionDespués de sufrir una devastadora derrota a manos de Mihawk en el campeonato nacional de Kendo, Roronoa Zoro empieza a cuestionarse si de verdad debería seguir con el Kendo. Sin embargo, su mejor amiga, (Tn), se compromete a ayudarlo a entrenar y su...