7. Wonderwall

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Octubre estaba a tan solo una semana de acabar. En noviembre comenzarían los exámenes parciales, por lo que era crucial estudiar ahora si se quería sacar buena nota. Sin embargo, esto no parecía ser la idea de nuestros amigos, quienes solo pensaban en divertirse. Mientras miraba por la ventana recordé nuestra conversación en el patio.

>>—Se acerca Noviembre, y eso significa... —Comenzó Nami.

>>—¿Parciales? —dije, inseguro por la respuesta. ¿Qué sería tan importante?

>>—¡Idiota! ¿Es que no recuerdas ni tu propio cumpleaños? —Me pegó un fuerte coscorrón, algo que se había convertido en un hábito desde que nos conocíamos.

Mi cumpleaños nunca había sido una cosa que me emocionara, ni siquiera cuando era niño. No, mentía. Cuando era niño deseaba cumplir años y crecer para ser todavía más fuerte. Pero tampoco era el evento del año para mí. Ser el centro de atención no era para mí. 

>>—Digo yo que habrá que hacer algo... —Nami sonrió.

>>—¡Sí! Es importante celebrar los cumpleaños —añadió (Tn), y los demás asintieron.

Volviendo al ahora, en estos momentos me encontraba en casa de (Tn), en su habitación. Solíamos estudiar y repasar juntos, aunque solía ser más una especie de clase particular impartida por ella, aunque siempre me decía que no había problema, que explicarme a mí la materia también le ayudaba a ella a estudiar.

En estos momentos ella estaba revisando unos ejercicios de física que había hecho con el ceño fruncido, concentrada en su tarea. Finalmente, ella asintió y con una sonrisa me dijo:

—Están todos perfectos. Si haces unos pocos todos los días, sacarás buena nota.

Yo asentí orgulloso. No iba a negar que la física se me daba bien, pero me daba mucha pereza hacer ejercicios, y, como resultado, solía aprobar con la nota mínima.

Seguimos haciendo más ejercicios en completo silencio, con el único sonido de mi lápiz rozando el papel y sus bostezos ocasionales. Cuando terminé, me levanté.

—Voy un momento al baño —ella asintió y salí de su cuarto para dirigirme al cuarto de baño.

Cuando terminé de hacer mis necesidades y salí al pasillo, escuché los primeros acordes de una canción que provenía de la habitación de (Tn). Reconocí la canción de inmediato: No es que la escuchase a diario, pero (Tn) me la había puesto varias veces.

Me asomé por el marco de la puerta e, inconscientemente, mis ojos se posaron sobre ella, que estaba absorta en la canción. Su cabello, ahora suelto, caía en cascada sobre sus hombros, y sus ojos brillaban con una mezcla de nostalgia y emoción. A medida que la canción avanzaba, pude ver cómo su rostro se iluminaba, como si las letras estuvieran tocando su alma de una manera especial. Me quedé en el marco de la puerta mirándola. Se veía tan... hermosa. Pero no quería quedarme callado mirándola, imagínate si me ve así, podría pensar que soy raro o algo.

—¿Sigues usando vinilos? —pregunté enarcando una ceja con tono burlón.

Ella pegó un bote, como si la hubiese despertado de un sueño. Giró la cabeza para mirarme.

—Pues... sí. Sinceramente, creo que es lo primero que me llevé de mi casa del pueblo cuando vine aquí. —rio un poco y señaló el hueco que había a su lado dándole palmaditas al suelo para que me sentase, y así, comenzamos a disfrutar de la música, los dos juntos. Yo miraba por la ventana, pero a veces le daba cortas miradas. Ella estaba sentada con las piernas cruzadas, en forma de loto, con los ojos cerrados y escuchando la música concentrada, con una sonrisa en el rostro. Opté por seguir mirando a la ventana. Sin embargo, no pude evitar prestarle toda mi atención cuando empezó a cantar:

Voluntad de acero (Zoro x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora