Capítulo 21

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*31 días 21 horas sin  Javiera*

Narra Flavia

Después de hablar un rato largo con Alvaro decidí ceder con estar un poco más presente en la empresa, no estaría todos los días, pero por lo menos me aseguraría de pasar todas las semanas.

Cuando leí la nota que estaba en la ecografia supe que tenia que llevarla a la brigada, esta ve no era la letra de Javiera. En cuanto llegué a la brigada me encontré con la inspectora Rodriguez.

– Señora Betancourt

– Alguien mandó esto a mi empresa– le pase el sobre donde estaba la ecografia y la nota. Ella lo tomó y leyó la nota

– Javiera dijo que se va a llamar Mateo

– Yo propuse el nombre para el bebé antes de saber que ella esta embarazada, pero esa no es la letra de ella

– ¿Está no es su letra?, ¿esta segura?

– Lleva casi 10 años con ella, estoy segura de que puedo reconocer su letra

– Esta bien, mandare a analizar esta nota para ver si encuentran algo– asentí, cuando salí de su oficina, Gonzalo entraba junto con una mujer seguido de dos oficiales más.

– Gonzalo, ¿saben algo?

– Flavia, ella se llama Gabriela Ortúzar, ella es la dueña del Hostel donde estuvo Javiera– me acerque un poco más a ella

– ¿Usted vio a mi esposa?

– Señora yo…

– No, no pueden hablar aca– Gonzalo intervino– Señora Ortúzar necesitamos hacerle un interrogatorio– miró a uno de sus compañeros– por favor lleva a la señora Ortúzar a la sala de interrogatorios– después de que se fueron, Gonzalo se acercó a mí

– Gonzalo…

– Flavia las cosas se tienen que hacer bien, es parte de la investigación

– Déjame estar presente en el interrogatorio

– Sabes que no puedo

– Por favor, no voy a interrumpir, necesito saber donde esta mi esposa

– Flavia…

– Por favor– él me miró unos segundos

– Puedo hacer algo por ti, pero no más, sígueme

Camine a su lado hasta la sala de interrogatorios, abrió una de las puertas y dejó que entrara primero, había un vidrio grueso que separaba esa pequeña habitación del lugar donde estaba Gabriela Ortúzar.

– Debes quedarte aquí, callada y no puedes intervenir, solo escucharas

– ¿Vas a hacer el interrogatorio?

– Si, pero por favor quédate aquí tranquila

El salió de la habitación dejándome sola, la vi entrar en la otra sala y se sentó frente a la mujer.

– Señora Ortúzar, su declaración debe ser grabada– ella solo asintió– usted llamó a la brigada diciendo que vio a Javiera Cáceres quien lleva un mes secuestrada

– Así es, llegó con un hombre que la presentó como su esposa, pero se negó a dar su nombre

– ¿Cuánto tiempo estuvieron?

– Una sola noche, él no habló mucho y ella no dijo una sola palabra. Se la veía cansada, ese hombre dijo que su embarazo estaba cerca de los 6 meses– Gonzalo se quedó callado por unos cuantos segundos

– ¿Ella estaba bien?

– Se la veía bien, pero cansada y parecía que se alimenta mal. Cuando salieron en la mañana estaba la noticia de que ella está desaparecida y pude reconocerla, él tenía un arma apuntándole

– ¿Disparo?

– No, se la llevó de hostel

– ¿Puede describirlo?

– Era un hombre de unos 40 años, pelo castaño claro, delgado, no muy alto… tenía una camisa celeste y un pantalón negro

– ¿Algo más, color de ojos, de piel, tenía un acento distinto?

– No pude ver sus ojos, tenía unos anteojos oscuros, piel blanca y su acento era chileno

– Esta bien– apago la cámara que estaba grabando todo– debe quedarse aquí mientras preparamos el informe y su declaración– se levantó de su lugar– pediré que le traigan algo para tomar y comer

Varios minutos después él entró donde estaba yo, todavía estaba procesando todo lo que esa mujer había dicho.

– Flavia…

– Ya tiene 6 meses y no se donde mierda esta, necesito a mi esposa, a mis hijos y ya estoy cansada

– Flavia, debes calmarte

– ¿Cómo me pides que me calme?

– Por lo menos esto sirvió para algo bueno

– ¿Para qué?

– Demostrar que Emiliano no tiene nada que ver con el secuestro de Javiera

– ¿Lo van a dejar en libertad?

– Claro, pero deberá tener mucho cuidado, sabes que estará siendo vigilado siempre– solamente asentí

– ¿Podrán hacer algo con lo que dijo esa mujer?

– Intentaremos hacer un retrato hablado de ahí ver que podemos sacar

Salimos de la sala, Gonzalo me pidió que esperara mientras llamaba a mis padres para que trajeran al abogado de Emiliano y todo se hiciera de manera correcta.

Unos 20 mínimos después vi a mis padres llegar a la brigada

– Flavia hija– mi papá se acercó a mí

– Lo van a dejar en libertad papá

– Lo se cariño– dejo un beso en mi frente, me apoye en su pecho y él me abrazó. Mi mamá nos veía desde unos pasos más alejadas sosteniendo a Miranda mientras que Gonzalo entraba con el abogado.

Pasaron casi 15 minutos hasta que los dos salieron, ambos venían hablando tranquilos, pero no veía a mi hermano, mire a mis padres, los tres estábamos confundidos.

– ¿Y Emiliano?– Gonzalo sonrió y miró detrás suyo. Emiliano venía caminando unos pasos más atrás, tenía un aspecto cansado, unas ojeras un poco marcadas y una ligera barba de varios días que estuvo bajo custodia policial.

Me separé del abrazo de mi padre y avancé unos pocos pasos, Gonzalo y el abogado se hicieron a un lado.

– Milito– camine hasta él y lo abrace– ¿estás bien?

– Ahora si hermanita– correspondió a mi abrazo y por fin en los últimos días me sentía un poco tranquila.

Sabía que tenía que confiar en él, no podía dudar de mi propia familia, ellos estaban siendo mi mayor apoyo en todo, sonreí mientras sentía los brazos de mi hermano apretandome en un abrazo.

Resiliencia (Sigues siendo mi Serendipia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora