Capítulo 27

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Narra Javiera

Abrí los ojos despacio cuando escuché la voz de Flavia, sonreí al verla mientras ella dejaba a Miranda sobre mis brazos, Dios cuanto había extrañado tener a mi niña en brazos, dejé un beso sobre su cabeza mientras todo mi ser se impregnaba de su aroma.

Miranda se aferró con fuerza a mi y yo apreté mis brazos en ella mientras intentaba tranquilizarla. Flavia nos miraba a unos lados de la camilla sosteniendo mi mano a la vez que dejaba algunas lágrimas caer por su cara.

Unos cuantos minutos después Flavia acomodó a Miranda en la cama de al lado para que pudiera dormir cómoda mientras que ella se sentaba a mi lado.

– Te extrañe mucho mi amor

– También yo amor, tuve mucho miedo– algunas lágrimas cayeron por mi cara– no sabia que podía pasar y tuve miedo de que le hicieran algo a Mateo

– No podré perdonarme nunca que te hicieron esto por mi culpa, ellos querían la empresa, debí venderla si sabia que te harían daño

– No mi amor, esa empresa es toda tu vida, la has sacado adelante sola, jamás podría pedirte que la vendieran, además miramos estamos aquí, estamos bien– acaricie su mejilla

Cerré los ojos unos segundos, no podía dejar de amarla, mucho menos con ella al lado mío cada segundo, pero como mínimo respeto hacia nuestro matrimonio debíamos hablar las cosas en profundidad.

Un grito proveniente de Miranda llamó nuestra atención, nuestra pequeña estaba llorando en la cama. Flavia corrió hasta ella y la tomó en sus brazos, buscando calmarla.

– Mami… quiero a mami– su voz sonó entrecortada, me acomode rápidamente en la cama y estiré mis brazos dejando que Flavia la colocará sobre mi

– Tranquila bebe, shhh…– pase mi mano por su espalda sintiendo los ligeros sollozos, mi pelirroja caminó hasta el cunero para asegurarse que Mateo siguiera dormido

– No te vayas mami– bese su cabeza mientras seguía pasando mi mano por su espalda

– Esta bien bebe, estoy aquí– mire a Flavia quien se había sentado nuevamente en la cama– todo está bien mi niña

Me tomo algo de tiempo hasta que Miri logró calmarse, ya no dormía solo jugaba con el borde el cuello de mi remera.

– Ha estado teniendo problemas para dormir y comer, nos hiciste mucha falta mi amor– acomodó un mechón de pelo que cayó en mi cara

– ¿Ella está bien?

– Si, su pediatra dijo que es normal debido al cambio abrupto y que poco a poco va a mejorar– asentí algunas veces, me sentía abrumada por todo Miranda estaba mal y era mi culpa.

Flavia noto que estaba perdida en mis pensamientos, puso una mano sobre la mía que estaba en la espalda de nuestra hija para llamar mi atención.

– No es tu culpa Javi– negué algunas veces

– Esto es mi culpa Flavia, nuestra hija está mal y es mi culpa

– No, claro que no, nada de lo que pasó es tu culpa– apretó mi mano– han pasado muchas cosas los últimos casi 5 meses, te mantuvieron secuestrada mientras estabas embarazada y ahora tenemos dos hijos por los que seguir adelante

– No se si pueda seguir… hay mucho que no sabes Flavia

– Habla conmigo

Me quedé en silencio unos segundos pensando, aun no podía hablar con ella, cerré los ojos mientras separaba mi mano de la de ella, no quería lastimarla, tenía que hacer las cosas bien.

– Todavía no puedo hablar contigo

– ¿Qué pasa?

– No puedo Flavia, tengo que resolver algunas cosas todavía

– Javiera soy tu esposa, deberías confiar en mi
– Lo se, pero todavía no puedo– baje la vista apretando mi agarre en Miranda– te prometo que lo sabrás todo, pero no puedo decírtelo ahora

– Javi no quiero secretos entre nosotras– cerré los ojos mientras pensaba en la foto que hace una semana Dante me había dado, Flavia besándose con esa mujer.

Todavía Flavia no se había dado cuenta que Mateo había nacido 3 semanas antes de lo que debía, sabía que esa foto había hecho que el parto se adelantara.

Ella se alejó de la cama y empezó a dar vueltas por la habitación, seguía sus pasos mirándola desde mi lugar, mientras me aseguraba que Miranda y Mateo siguieran tranquilos. Sabía que ella estaba tratando de procesar lo que le había dicho o más bien lo que no le había dicho, pero las cosas tenían que ser así.

– Flavia– ignoro mi llamado y siguió dando vueltas, podía escucharla murmurar algo, pero no muy bien que

– Mami– mire a Miranda quien había levantado levemente su cabeza de mi pecho– ¿mamá está enojada?

– No princesa– eso Javiera mientele a tu hija– Mamá solo esta pensando en voz alta algo lejos para no despertar a tu hermano– mire el cunero y ella me imitó

– Es un bebe muy pequeño

– Así es princesa, él es Mateo tu hermano

– Ma-te-o– sonrió mientras asentía varias veces– Mateo, es un principe

– Y tu siempre seras la princesa mi niña– Flavia había detenido sus pasos hacia varios minutos y se había acercado un poco a la camilla, tendí mi mano hacia ella para que la tomara, la pude sentir dudar unos segundos pero acepto

– Te prometo mi amor que estoy haciendo todo esto para que estemos bien, lo que más quiero es volver a casa contigo y nuestros hijos, jamás podría lastimarlos

– Lo se

– A su debido tiempo sabrás todo, solo no quiero involucrarte en todo lo que viene

– Quiero estar involucrada en todo si eso me permite cuidarte– dejo un beso en mi mano y terminó de acercarse a la camilla

Ambas nos quedamos en silencio mientras mirábamos a Miranda acariciando una de las manos de Mateo que permanecía completamente dormido.

Tenia que hacer las cosas bien para mantener a mi familia unida, sonreí por que sabía que sin importar que tendría a Flavia de mi lado, aunque ahora tenía que esperar que Joaquín pidiera hablar conmigo.

Resiliencia (Sigues siendo mi Serendipia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora