Afrodita | Pablo Gavi

Prólogo

Los Palacios y Villafranca, Sevilla, 2014.

La pequeña Atenea veía la calle en la que ahora quedaba su nueva casa, no había tenido tiempo de conocer el exterior del que era ahora su hogar por la mudanza, pero mientras que sus padres hacían la merienda ella aprovechó de salir.

Mientras observaba el cielo distraída una pelota le dió fuertemente en la cabeza, lo que hizo que perdiera el equilibrio y acabara en el suelo.

Comenzó a ver a los lados buscando el culpable, encontrándose a un niño de aproximadamente su edad, delgado, de cabello castaño claro y con los cordones de sus zapatos desamarrados.

– Lo lamento! Estás bien? - Cuestionó estirando su mano para ayudarla a levantarse.

Ella asintió – Si! Y descuida, le pudo pasar a cualquiera – Le restó importancia mientras le regalaba una sonrisa amable.

– Bueno... Si tú dices... Y ¿Eres nueva por aquí? Nunca te había visto –

– Si, me mude hace dos días a la casa de allá – Apuntó la casa con su dedo índice – ¿Y tú vives por aquí? –

– Si! En la casa de allá – Apuntó ahora él.

– Oh! Bueno, espero volver a verte... Mmm – No completó la frase al no saber su nombre.

– Pablo... Me llamo Pablo, y tú ¿Cómo te llamas? –

– Atenea, como la Diosa griega de la sabiduría –

– Ya... Pero creo que te quedaría mejor Afrodita –

Atenea lo miró extrañado – ¿Afrodita?–

– Claro! Afrodita es la Diosa de la belleza ¿no? – asintió – Y pues tú eres muy guapa –

Al escuchar eso Atenea se sonrojó pero antes de poder agradecerle por su cumplido, Andrea, hermana mayor de Atenea, la fue a buscar para que fuera a la merienda.

Así Atenea se despidió de Pablo con un "chao niño" y una sonrisa y él diciéndole "chao Afrodita".

Posterior a esa tarde comenzaron a verse y jugar juntos cada día... Convirtiéndose en mejores amigos...

Así el tiempo pasó y pues... El siempre siguió siendo su niño, ella siempre su Afrodita.