Angela observaba a su alrededor, veía los árboles pasar por rapidez a través de la ventana del auto. Su mano unida con la de Félix, quien portaba sus lentes obscuros.
— ¿Ya me vas a decir a donde vamos?— Angela pregunto.
— Ya te dije que es una sorpresa.
Angela rodó los ojos. Presto más atención cuando una gran cercas de concreto se presentaron en el camino, una gran entrada y varios guardias de seguridad alrededor, quienes los dejaron entrar con rapidez.
Grandes casas, más decir mansiones comenzaron a verse a su alrededor. Grandes ventanales, que dejaban una fachada elegante. Grandes jardines, perfectamente cuidados y regados.
Cuando el auto se detuvo, Angela observó la gran vivienda frente a ella. Era similar a las casas a su alrededor, solo que esta era más grande. Probablemente la casa más grande del vecindario.
— Vente, mija.— Félix hablo bajándose el auto.
La pareja pasó por el camino de piedras, y subió las grandes escaleras que daban a la puerta principal. Félix abrió las inmensas puertas de madera.
La casa completamente vacía, pero completamente aseada. Las grandes ventanas dejaban entrar la luz iluminando cada rincón.
Las ventanas del fondo daban una vista a la gran piscina y jardín privado.
— ¿Y esto?.— Angela pregunto.
— ¿Como que y esto?— Félix pregunto.— Pues es tuya.
Ángela lo observó con sorpresa para después sonreír y correr hasta los brazos del hombre.— Le falta unos muebles y todo, pero... pues quería darte la sorpresa.
— Es perfecta.— Angela hablo separándose de él. Llevo sus manos a su boca y comenzó a reír.
— Pero pues ponte a verla.— Félix hablo.— Me costo un huevo.
Así fue como una de las propiedades más costosas de Miguel Ángel Félix Gallardo fue hasta las manos de Ángela Verné.
Una casa que décadas después fue vendida en más de 100 millones de pesos mexicanos.
••••
Por otro lado, específicamente en la ciudad de México. Fausto Verne se ahogaba en la tristeza.
Con una botella de tequila en su mano caminaba por los pasillos de su casa. Hasta que su vista se topó con una fotografía de su única hija.
Vestía su uniforme escolar, y colgaba su mochila en sus hombros. Dos coletas sosteniendo su cabello rubio, y lágrimas en sus ojos al saber que tendría que separarse de sus padres por unas cuantas horas.
El tomó la fotografía en sus manos y siguió caminando hasta la sala. Donde tomó asiento y dio un trago más de su bebida.
El sentimiento de pensar que perdería a su tesoro más preciado le destrozaba el corazón. El siempre se había sentido afortunado desde el momento que entregó su vida para cuidar a otra.
Sentía que eso se le escapaba de sus manos.
Parecía que cuando podía descifrarla, ella crecía y todo cambiaba su alrededor.
Podía recordarla a ella sentada en las sillas de su viejo comedor, con sus ojos cansados, apenas despierta en las tempranas horas de la mañana.
Se odiaba a sí mismo por dejar ese tiempo valioso irse de sus manos.
Y ahora que ella ya no estaba ese sentimiento melancólico y la culpa que no podía negar sentir.
¿Que había pasado con esa niña que no podía separarse de él?. Había planeado demasiadas cosas para cuando este momento llegará, y el no sabía por que la vida se la había jugado de aquella manera.
Deseaba poder congelar la vida y quedarse en esa fotografía por siempre. Y salvarse de los trucos que la vida les había hecho.
Cuando se percató, las lágrimas corrían por sus mejillas y la botella casi se encontraba vacía.
— ¡Ya llegue!— Rosalba grito desde la puerta. El hombre escuchó los pasos de su mujer, se adentró a la sala encontrando al hombre.
Ella lo observó con tristeza y camino hasta el. Envolvió entre sus manos al hombre, quien comenzó a llorar desconsoladamente.
La fotografía comenzó a deslizarse de sus manos, cayendo al suelo. Donde el cristal que cuidaba aquella fotografía se quebró.

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𝐃𝐀𝐍𝐂𝐄 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐄𝐕𝐈𝐋 | narcos mexico
Fanfic𝐑𝐨𝐛𝐨 𝐮𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐢𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐮𝐧 𝐦𝐨𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐘 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬 𝐬𝐞𝐫𝐞́ 𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐘 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐦𝐢𝐬 𝐫𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨𝐬 𝐘 𝐭𝐨𝐝𝐚𝐬 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐞 𝐯𝐢𝐬𝐭...