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Parte Dos: Otoño.

(Parte 1)

Nunew soltó una risa escandalosa al sentir la boca de Zee sobre la piel de su cintura, su lengua humedeciendo esa zona, y sus dedos se deslizaron por el cabello de color café del alfa, suspirando cuando un pequeño beso fue depositado allí.

Se sentía muy, muy feliz en ese pequeño nido que hizo en su primer celo con su marido. Su alfa.

Sintió una corriente de placer cuando las manos del más alto lo abrazaron por la cintura, pegándolo a su cuerpo, y la nariz de Zee se enterró en su cuello, allí donde tenía su marca, dejándolo impregnado en su olor. Le gustaba mucho eso, sentir el toque del alfa sobre su piel, gruñendo en señal de posesividad, de cariño.

Su mamá le dijo eso cuando estaba recién saliendo con Zee y cuando iban a fiestas, lo agarraba por la cintura mientras sonreía antes de frotar su cabellera contra su cuello. A Nunew no le gustaba mucho que lo hiciera en público, era una acción demasiado íntima, pero su mamá sólo hizo un movimiento con su mano para restarle importancia.

- Es normal que lo haga, y es bueno que actúe así - le corrigió entonces -Si un alfa es posesivo contigo, Nunew, significa que te ama.

Nunew tenía dieciséis años y no podía encontrar la relación entre ambas palabras, pero trató de hallarle lógica a ello porque no quería que Zee terminara con él por su mala actitud.

Así que, con esfuerzo, logró ver aquella acción como algo romántico.

La alarma de su celular sonó entonces, haciéndolo salir de su ensoñación, y estiró su mano para apagarla, enderezándose a pesar de los gimoteos bajos de Zee, cómodo también en ese pequeño nido que pertenecía a Nunew. Le gustaba estar allí con su omega porque le hacía sentir que el más bajito necesitaba de él, era su otra mitad, y odiaba cuando eran interrumpidos en esos pequeños instantes de amor que tenían.

El omega agarró el vaso con agua que había sobre la mesita y con su otra mano tomó los anticonceptivos que había a un lado.

Zee los observó, su ceño levemente fruncido.

- ¿Estás enfermo? -le dijo con clara preocupación.

Nunew sacó la pastilla, pero sacudió la cabeza.

- Son las pastillas anticonceptivas - dijo, antes de tragársela, bebiendo agua, y luego volvió a acurrucarse contra su alfa.

Pero Zee ahora se alejó, una mirada de shock en su rostro.

- ¿Qué? -preguntó -¿Las sigues tomando?

El omega lo miró, confundido. Zee sabía que tomaba anticonceptivos para no tener bebés, no todavía, los estaba consumiendo desde hace más de un año porque empezó a tener vida sexual con el alfa, y al más alto no le gustaba el condón, entonces era su responsabilidad cuidarse.

- Sí - le dijo -, los dos habíamos dicho que no debíamos tener bebés por ahora...

- Pero eso era cuando estábamos de novios -replicó Zee -, ahora estamos casados, Nunew, no entiendo por qué continúas con ellas.

Nunew no lo entendía. ¿Qué cambió? Estaba bien, ahora vivían juntos y más adelante podrían tener niños, pero... pero ellos tenían dieciocho años, ¿cuál era la necesidad de formar una familia tan temprano?

Nunew no quería niños. No a esa edad.

- Porque... -humedeció sus labios -, no quiero bebés todavía, Hia.

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