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Parte 2

- ¿Todavía te duele?

Nunew levantó la vista, observando a Zee saliendo del baño con una toalla alrededor de su cintura. El omega desvió la vista, agachándose para abrochar sus zapatos, limpio y con sus feromonas controladas.

- No -mintió a medias, porque la verdad podía sentir los restos de dolor en su cuerpo. Sin embargo, tuvo suficiente por esos días -, ya estoy mejor, alfa.

Pudo sentir los hombros de Zee tensarse al escuchar el título, sin embargo, Nunew no lo observó. Recogió las ropas del suelo, echándolas al bolso sin ordenarlas un poco porque debía echarlas a lavar apenas llegaran.

Distraídamente, llevó su mano a la marca ardiente en su cuello, tan fresca porque esa mañana Zee y él volvieron a follar. Su marido insistía en llamarlo «hacer el amor». Para Nunew, era sólo follar, dejando que Zee lo usara casi a su antojo, queriendo que acabara con eso lo más pronto posible. El celo fue insoportablemente largo y doloroso esa vez, pero al menos, ese dolor parecía haber desaparecido de su cuerpo, lo suficiente para estar de pie sin retorcerse.

Pero su corazón seguía doliendo. Dolería para siempre.

Salieron de esa cabaña de celo que Zee arrendó sólo para ellos, caminando hacia el auto estacionado fuera, y Nunew acomodó las cosas mientras el alfa iba a pagar todos los servicios ocupados. Le esperó dentro, callado, taciturno, pensativo.

-¿Ocurre algo, precioso? -preguntó Zee, subiendo a su lado y encendiendo el auto.

- No -contestó Nunew-. Hoy es lunes, los niños están en el colegio, ¿cierto?

- Sí - respondió Zee -, pero Natie se quedó con tu mamá.

Nunew cerró los ojos un instante, algo cansado y queriendo llegar a dormir. Zee tendría que irse a trabajar después de almuerzo, por lo que llegaría tarde a cenar. Eso no era lo que le preocupaba, sino que su madre estaría allí.

En un momento normal, Nunew habría marcado en el celular a su madre para decirle que podía irse, e incluso hizo el amago de hacerlo. Pero recordó que Zee le quitó el móvil y se sintió estúpido.

Aclaró su garganta.

-¿Puedes prestarme el celular? -le preguntó Nunew, sin mirarlo. Zee arrugó el ceño.

-¿Y para qué? - dijo, confundido y deteniéndose ante un semáforo.

- Para llamar a mi mamá y decirle que se puede ir -trató de explicar -ya no es necesario... 

- Ella quiere verte - respondió Zee - no seas así, Nunew.

El omega desvió la vista hacia la ventana, la rabia ardiendo en su interior, pero obligándose a mantenerla controlada. Si el lazo volvió a establecerse entre ellos, por muy mínimo que fuera, Zee podría sentir sus pensamientos y desatar una nueva pelea.

Nunew no quería ver a su madre, no en ese estado, no con toda esa situación, porque sabía lo que le iba a decir. Santo Dios, no quería imaginar lo que le pudo haber dicho a Nat sobre su marca. Él habría sido partidario de que Wit los hubiera cuidado esos días, aunque sabía que Zee no quería saber nada de su padre en aquellos momentos. 

Se enfadó tanto cuando lo vio en su hogar, conversando con Nunew, días atrás...

No tanto como esa noche, pero Wit decidió irse, sin cenar, para no hacer sentir más el estado asustado a Nunew. El pobre omega tuvo que hacer un improvisado y torpe nido para cambiar el humor de su esposo, dejándose abrazar y marcar en el olor del alfa a pesar del terror.

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