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Parte 2

Suran le habló a fines de julio, mediante el celular de Lian, diciéndole el precio para cuatro pasajes a la ciudad de Washington: un millón quinientos mil baths.

Nunew le entregó el dinero sin dudarlo un poco, aunque fue el ahorro de todas esas semanas. Vender los pendientes que Zee le regaló realmente sirvió de mucho. Sin embargo, ahora debía seguir ahorrando para poder sacar los pasaportes y visas, además de que necesitaba un monto de dinero con el que viajar. No podía irse con las manos vacías.

—Papá —dijo Lian, en medio de la cena. Zee lo miró—, mañana saldré con Seulgi, ¿puedes darme algo de dinero?

—¿Y tú crees que somos millonarios? —regañó Zee, pero terminó suspirando, sacando su billetera—. Sales con ella más de dos veces a la semana y aún no nos la has presentado, Lian.

El alfa sonrió con inocencia, recibiendo los billetes con alegría.

—Es que Seulgi es tímida —dijo.

—De seguro sólo se aprovecha de ti —replicó Kuea.

—P'Seulgi es muy bonita —dijo Nat, tomando jugo.

Zee rodó los ojos, aunque había una sonrisa en sus labios ante la perspectiva de que su hijo alfa estuviera ya cortejando a una omega. Nunew sólo comió en silencio, sabiendo que Lian realmente no estaba saliendo con nadie y era su excusa para conseguir más dinero para él.

Los cachorros terminaron de comer unos minutos después, yendo al patio a jugar un rato, aprovechando el calor de verano. Nunew empezó a recoger los platos, tranquilo, pero se volteó hacia Zee cuando éste llamó su atención. Por la forma en la que apretaba su mandíbula, supo que no era algo bueno.

—Nunew —le dijo el alfa—, ¿te hiciste la prueba de embarazo que te pedí?

El omega se estremeció al rememorar lo que hizo en la mañana. Mientras Zee se arreglaba para ir al trabajo y Nunew le preparaba el desayuno, sintió náuseas y fue a vomitar. El alfa no tenía tiempo para esperar a que se realizara un examen, así que le ordenó que se lo hiciera, y el más bajo decidió llevarlo a cabo más tarde.

—Negativo —le dijo Nunew. Zee lo miró, escéptico, así que el omega suspiró, poniéndose de pie para ir al baño. De allí volvió con la prueba de embarazo— no te estoy mintiendo, mira.

Zee observó la única línea rosada cruzando la pantallita. Su rostro se ensombreció, pero Nunew trató de mantener la calma, porque sabía que su alfa podía percibir sus emociones y sentimientos.

—No lo entiendo —el alfa frunció el ceño—, considerando las veces que he anudado dentro de ti, ¿cómo es posible que no hayas quedado preñado hasta ahora? —Zee se inclinó unos centímetros—. Nunew, dejaste las pastillas, ¿cierto?

—¡Claro que sí! —saltó el omega, también frunciendo el ceño—. ¿Crees que me arriesgaría?

—¿Qué? —su esposo lo miró, atónito.

—Por dios —Nunew dejó de mirarlo y cubrió su rostro con ambas manos— Zee, me amenazaste. Me dijiste que me dejarías el ojo morado si no las dejaba —tembló, conteniendo las ganas de llorar—. No he tomado ningún anticonceptivo desde ese día.

—Yo... —Zee puso una expresión culpable—, no lo decía en serio esa vez. No podría... No voy a golpearte, te lo prometo. Jamás podría...

Su voz fue muriendo a medida que hablaba, hasta que sólo se quedó en silencio, mirando la mesa porque era incapaz de observar a Nunew.

—Estoy haciendo mis mejores esfuerzos para darte ese cachorro que tanto quieres —le soltó Nunew, importándole poco si lo hacía sentir culpable, si le provocaba dolor—, porque tú lo deseas, para que... para que así no me vayas a pegar, Zee.

🐺FOUR SEASONS🐱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora