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Parte 2

- ¿Kuea ha dejado a Sia?

Zee contempló la espalda de Nunew con incredulidad, mientras el omega terminaba de prepararle su almuerzo para el día siguiente, ya en pijama y con una bata encima. El invierno estaba acabando, pero Nunew seguía abrigándose como nunca. Zee recordaba que su omega odiaba mucho el frío.

Ese pensamiento le puso triste de pronto, porque recordó también a Nunew llevando sus camisas y sudaderas en esas épocas de frío o cuando estaba preñado de los cachorros. Llevaba sin hacer eso desde que empezaron todas las discusiones. Llevaba, incluso, sin tener sexo con él más de un mes. Nunew, además, ya no le miraba a la cara en esos últimos días.

- Sí -respondió en voz baja, sin voltearse -, ha dicho que pelearon y Sia dijo cosas feas -un instante de silencio - Alfa -añadió con debilidad.

El más alto apretó sus manos al escuchar el título: Nunew también dejó de llamarlo por su nombre, sólo le respondía cuando era necesario y con un "Alfa" al final. La calidez y preocupación desaparecieron de sus palabras.

- ¿Qué ha dicho Sia? - preguntó Zee con preocupación, porque quizás ese alfa ofendió a Kuea, y si fue así, él no podía permitirlo.

Nunew dejó caer sus hombros, sin voltearse todavía.

- Ha dicho, básicamente, que Nat se merecía ese ataque - le dijo algo bruscamente mientras apagaba la cocina-, y que si le ocurría lo mismo a Kuea, él no haría nada. Champ tampoco parece más interesado en mi hijo, Alfa.

Nunew se volteó, pero seguía sin mirarlo, comenzando a guardar el almuerzo en la lonchera de Zee. El alfa tensó su mandíbula, queriendo que el más bajito le observara, aunque no logró mucho.

Era ya medianoche y los cachorros estaban acostados, durmiendo, por lo que Zee apareció en la cocina de pronto y se sentó con la clara intención de conversar con él. Nunew le estuvo evitando por lo mismo, pues su marido se iba a la cama temprano por lo que él daba vueltas en la casa, y cuando sabía que estaba dormido, entraba al cuarto de Nat para acostarse con el niño.

Zee suspiró.

- Bebé -le dijo agotado.

El omega no respondió, pero Zee vio el temblor en su cuerpo.

- Quiero conversar contigo -continuó -, siéntate, por favor.

Nunew obedeció, aunque se sentó a su lado sin mirarlo todavía. Zee le tomó la mano e ignoró el estremecimiento junto a las suaves feromonas de miedo.

Su omega le tenía miedo. Su bonito, dulce y perfecto omega le temía.

Zee quiso llorar.

- Estoy cansado de... nuestras peleas -comenzó a decir Zee -, lo que te dije el otro día... Sólo quería hacerte reaccionar, que te dieras cuenta de las cosas...

El alfa se calló de golpe al oírse a sí mismo y al notar los ojos helados de Nunew. Bien, no fueron las mejores palabras para explicarse a sí mismo.

- Mira, lo que deseo... me gustaría que todo volviera a ser como antes tragó saliva, sin saber expresarse bien. Sin saber cómo continuar.

Nunca le plantearon antes esa situación cuando le enseñaban a ser un buen alfa, todos sus profesores decían siempre que lo único que debía hacer era pedir perdón y un omega bueno le disculparía, olvidaría los problemas y continuarían con su vida.

Pero Nunew se salía de los cánones de un omega normal: cuando lo conoció, era grosero, sarcástico y gruñón. Con el paso de los años su actitud fue modelándose a la de un "omega perfecto", sin embargo, seguía teniendo actitudes que no correspondían.

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