Mis manos gritan tu nombre.
Te necesito a mi lado.
No puedo decir que mi cama se siente vacía sin ti,
porque no la hemos compartido aun.
Te necesito aquí.
Loca y desesperadamente.
Te lo grito de mil maneras pero no pareces entenderme.
Estoy aquí,
Mirame.
Cada vez que grito a la soledad no me responde.
Y cada vez que esto ocurre me siento mas sola.
El frio comienza a invadirme el alma.
A veces pienso que solo me quieres para el sexo.
Mis voces lo gritan pero intento ignorarlas.
Lo doy todo por ti, nunca te digo no a nada.
Incluso mis no, por ti se vuelven si.
He dado todo lo que soy por ti.
Ya no queda nada para mi.
Ahora soy un trapo que ocupa un trocito de cajón,
en la inmensidad de tu vestidor.
Me haces sentir invisible.
Como la mariposa que vuela en la oscuridad.
Invisible.
Como la esperanza en que cambiará.
Invisible.
Como mi fuerza de voluntad.
No te dejaré.
No me dejarás.
Seguiré sintiendome mal.
Ya me debería acostumbrar.