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Tenerte.
Besarte.
Sobrevivir a que estés como un mono subido encima mío porque tengo frío,
o incluso acostumbrarme a que me vengas a recoger en una bici,
qué me digas tengo una nueva,
o preguntes si tengo hambre
aunque yo siempre te diga que tengo hambre de ti.
Son cosas a las que me acostumbraria.
Y diablos que si lo haría.
No hay otra cosa que quisiese hacer,
que habituarme a verte comer tanto dulce por las mañanas.
Porque eres algo extraño,
exótico como esa Fanta cara de la otra noche,
increíble porque hay veces que eres tan bueno que no pareces real,
pero formas parte de una edición limitada porque como sigas cruzando los pasos de cebra en rojo te atropeyarán.
Aunque eso tiene fácil solución,
si me quedo una vida entera cuidándote,
no te pasará nada malo.
Y si no es una vida,
da igual si es solo un instante,
me aseguraré de qué no te pase nada,
pero si es bueno que pase todo el tiempo.

Palabras de vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora