Soy como un reloj roto.
No marco ya la hora.
El tiempo no pasa para mi mente.
Me siento y admiro el vacío.
Todo se ve tan gris que parece una película vieja.
Quizás solo sea eso, un reloj viejo.
Un trozo de metal abandonado por la tecnología.
Ahora los hay mucho mejores,
si, de esos que pueden tomarte hasta la temperatura del culo.
Siempre los hay mejores.
Y todos quieren lo mejor.
¿Qué pasa con lo roto?
¿Qué pasa con lo viejo?
Aquí estamos.
Rodeados de iguales.
Nadie sabe como se siente ser invisible,
o que te observen como intentando descifrar tu utilidad.
Pero no dejes que tus manecillas lloren,
ni que tu cristal se empañe de dolor,
a todos nos llega el momento de estar viejos.
Cuando la última moda cambie,
aquellos trozos de plástico con pilas,
tendrán incluso menos valor.
Tu eres producto de un artesano,
ellos de un taller chino.