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—No.

—Tendrás que decir todo, quieras o no.

Brimstone ya tenía una hora hablando con Forest, tenía que saber a detalle todo lo ocurrido, aunque era bastante blando con ella, pero no cooperaba, solo comía la fruta que le había dado Viper mientras reposaba en la camilla. Paso su mano sobre su cara en expresión de desesperación y cansancio, sentado a su lado. Para la chica solamente era cuestión de ignorarlo, pero al ver eso, decidió ceder.

—Fui a resolver unas cuentas con ya sabes quién.

Suspiro pesadamente. —Eso era mi asunto.

—"Era", nunca cumpliste esa promesa, Brim, así que decidí hacerlo por mi propia cuenta. — Se tragó todo la comida de una.

— ¿Sabes algo? Eso era la razón por la que te tenía aquí con nosotros.

—Brimstone, eso ya lo sabía desde que llegue. Se todo al respecto, ese maldito era hermano de tu mejor amigo.

—Solo dime, ¿Cómo?

— ¿Cómo lo sé? Tengo mis métodos, descuida te entiendo.

—Bien, a eso venia. Esto lo dejo a tu decisión, ¿Te quedarás?

Se quedó en silencio, se tomó unos segundos para meditarlo. Paso de estar relajada a una expresión de seriedad.

—Cállate.

— ¿Eh?

—Nada es cosa mía. Pero, descuida, pensé que tú mismo me echarías del Protocolo.

—No no es eso, sabes que contigo y kj soy muy blando. Digo, les tengo cierto...

—Aww se me puso sentimental el perro viejo. — se burló.

—Pues que te digo, los años nos hace así. Solo eso sí, de esta no te salvas. Serás el conejillo de indias de Sabine.

Soltó una risa baja, pensó que le iría peor.

—Lo sé, lo sé, sé que no es un castigo en sí pero ella me lo pidió personalmente.

Asintió de tal forma que Brimstone con la respuesta se retiró.

Espero unos minutos. Quería asegurase que ya no estuviera cerca. Se levantó y se estiro de pies a cabeza. Antes de salir miro a todos lados se dirigió al comedor principal, donde yacían varios agentes y personal. Los observo escondida pero no encontró a quien buscaba. Se fue al campo de entrenamiento y tiro, pero tampoco estaba. Y así siguió por un buen rato, su último lugar de visita, las habitaciones. Busco el número que tanto deseaba, uno, dos, tres... catorce, quince y...

—Dieciséis.

Se alegró al saber que ahí estaba, pues una melodía relajante provenía de su interior. No la conocía del todo bien, pues no había tenido mucho contacto social con ella.

—Sí, es la única que sabe del tema, nos puede ayudar.

Aunque estaba acostumbrada a entrar sin permiso a todos los lugares, invadiendo la privacidad de aquellos desafortunados que les tocaba presenciar su falta de moral. Toco la puerta como lo haría cualquiera. Sin embargo...

Astra abrió la puerta tranquila, preguntándose quien seria, pero esa tranquilidad se fue cuando pego un susto al ver a Forest colgando de la luz que se encontraba a medio metro arriba de la entrada, se sostenía de un pie y una mano. Prácticamente como si fuera un mono araña.

—Ah, perdón por eso. — Se bajó sin dificultades. — ¿Tienes tiempo de hablar?

Su serenidad volvió. —Claro, adelante. — Le dio paso para entrar y enseguida cerrar, su habitación era como todos se imaginaban, cosas de astro, muchas anotaciones personales, y muchos cuadernos de dibujo.

Agente Número 8 - ValorantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora