Cap. 9

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Los siguientes días que pasaron fueron de total tortura para su estabilidad emocional. Luego del incidente en el CDC no habían vuelto a hablar sobre alguna misión o la cura que estaban creando en el laboratorio. Porque sí, Louis se enteró que había un laboratorio subterráneo. En un principio no obtenía respuestas, pero una noche en la que estaban reunidos en una fogata uno de ellos lo menciona. Eso pudo sorprender a Louis, pero no lo hizo, es decir, son el jodido ejército.

El omega quiso preguntar más, obtener algún tipo de información solo ganando las miradas serias de algunos soldados que seguían sin estar del todo cómodos con la presencia del omega. Se preguntaba cuál sería la razón. ¿Porqué les molestaba la presencia del omega? Para él no tenía ningún sentido y no era como si se iba a dejar intimidar por no obtener su simpatía. Louis no necesitaba de amigos allí adentro, y menos cuando tenía a Lucas que siempre estaba a su lado contándole los más recientes rumores de sus compañeros omegas.

Había pasado exactamente una semana desde que había viajado al campamento militar. Una semana desde que había marchado de su hogar dejando atrás a su familia, a su alfa. Por muy sorprendente que resulte el omega no lloró en las noches como en algún punto creyó que pasaría. Se sintió orgulloso de sí mismo.

Las mañanas seguían la misma rutina que ya se había aprendido de memoria. Se levantaba antes que la mayoría removiendo el cuerpo del omega que ahora dormía a su lado todas las noches. No quería que la alfa con carácter de acero  les recriminara. Así que cuando sus manos delicadas y frías tocaban el rostro delicado del rubio quitando hebras de cabellos de su rostro este se removía entre sueños soltando leves balbuceos por la cosquillas. Louis acto seguido le murmuraba un "Despierta" seguido de un pequeño beso en la mejilla. Nunca hablaron de sus muestras de afecto, y no era necesario.

Eran amigos. De esos amigos que se acurrucan en las noches debajo de las sábanas con las piernas entrelazadas. Al principio les parecía raro si alguien los viera, pero Lucas esperaba pacientemente acostado en su cama luego del toque de queda hasta que solo escuchara las respiraciones tranquilas de los demás omegas. Bajaba en silencio y con un hola era suficiente para que Louis lo invitara a su lado. Y estaba completamente bien, solo eran dos omegas que disfrutaban el contacto físico en las noches solitarias y frías.

Ahora Louis se encontraba en la cafetería del lugar sentado en una mesa vacía y rodeado del bullicio. Se encontraba solo desde la mañana cuando llamaron a Lucas a la oficina del Sargento con carácter de urgencia. Este solo asintió y se despidió del omega prometiendo que regresaría pronto para tomar el desayuno. Aunque eso nunca sucedió, ahora se encontraba comiendo su almuerzo luego de una extensa ronda de vigilancia. Le habían ordenado vigilar junto a unos binoculares en caso de que algún vehículo no identificado se acercara.

Hubiera estado aburrido y maldiciéndo en todo el día si no fuera por su compañero de turno. Harry hacía unos pésimos chistes y Louis reía hasta que sus pulmones dolieran. Porque sí, ahora ellos podían firmar el tratado de paz. El día después de su última misión les hicieron una pequeña fiesta con fogata donde el rizado se había acercado al omega y le tendió una cerveza. Hablaron sobre limar las asperezas y tener una tregua, al principio Louis quiso reír, pero se abstuvo al ver la cara de seriedad del alfa. Aceptó luego de que el alfa le dijera que sentía como habían pasado la cosas entre ellos. Así que ahora cada vez que se veía se saludaban y hablaban de cosas triviales.

Louis alzó la vista cuando un pequeño grupo entró a la cafetería. Caminaban directo hacia las bandejas metálicas y seleccionaban sus comidas. Louis notó la presencia de cierto alfa con cabello atado en una coleta. Este también lo notó porque cuando sus miradas conectaron el alfa levantó su mano en forma de saludo. Louis le devolvió el saludo con un movimiento de cabeza.

Sobreviviente {Larry}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora