La segunda vez que despertó estaba atado a un tubo con unas esposas de metal que se ajustaban dolorosamente sobre sus muñecas. Hizo un gesto de dolor que quedó olvidado cuando notó el cuerpo colgando de sus brazos a un lado de él. Se encontraba inconsciente. Estaba con su rostro magullado y sangre seca al rededor de su boca, y un gran cardenal sobre su ojo izquierdo y el pómulo derecho. Era todo una obra de arte y no quería preguntarse quién sería el artista porque muy en el fondo no podría contener la rabia. Era exasperante el querer moverte, soltarse de cualquier atadura, pero sin tener éxito. No tenía idea de cómo saldría librado en esta ocasión.
Miró a su alrededor buscando cualquier objeto que pudiera alcanzar con sus piernas expuestas, aunque estaba a unos centímetros despegando del suelo. El lugar se encontraba casi oscuro si no fuera por la leve luz que se colaba por unas rendijas. Las paredes eran de un gris deslavado y había manchas de lo que parecía ser sangre seca de hacía años. Un enorme ventanal de vidrio polarizado se encontraba en frente, y ahí en ese instante su mente hizo click. Estaban en una especie de salón para interrogatorios.
Como pudo se giró hacia el alfa y con su pierna pateaba las del contrario buscando llamar su atención y tal vez despertarlo con éxito. Pero el cuerpo no se movía ni un solo centímetro, y volvió a temer por la vida del hombre. Un escalofrío recorrió su cuerpo con la sola idea rondando en su mente.
-Harry, despierta, alfa.- pero este seguía sin moverse.-Vamos, debemos encontrar la manera de escapar.-
Lo pateaba con más fuerza sin obtener éxito. Logró relajarse un poco al ver el pecho del alfa subir y bajar con calma. De su espalda bajaban gruesas gotas de sudor. Hacía demasiado calor en el lugar, su cara se sentía al rojo vivo y no podía dejar de pensar que estaba atrapado.
Llevó su vista al frente cuando la puerta de metal hizo un chillido abriéndose y dejando ver a la persona que más odiaba en esos momentos. El hombre mayor de cabello canoso lo miraba con arrogancia. Mostrando con superioridad que el omega no tenía idea de en qué se había metido.
Louis quiso gritar o maldecirlo, realmente se conformaba con lo primero que saliera de sus maltratados labios. Detrás del hombre estaba el de ojos pardo y seguido de él estaba Hugo. Como todo un soldado adoctrinado recto en postura y mirada al frente. Había algo en su mirada que el omega aún no podía descifrar.
-Omega.- soltó de sus labios venenosos la mención de su casta como si fuera asqueroso, ignorando el pequeño jadeo que salió de la boca de su propio hijo.-Nos volvemos a encontrar.-
Levantó la mirada encontrándose con los de su oponente y por un momento se olvidó de todo soltando una patada en el aire que el hombre logró esquivar con facilidad. Soltó el aire de sus pulmones cuando un puño aterrizó en su abdomen.
-Ni siquiera te atrevas en volver a intentar tocarlo.- escupió el omega de ojos pardos mientras Louis tosía.
-Vete al infierno.- y cuando volvió a acercarse para propinarle otro golpe fue detenido por su padre.
-No hace falta que gastemos energía en él, míralo, el pobre bastardo está arruinado.- paseó su cuerpo al rededor de ellos y deteniéndose frente al alfa de cabellos rizados. Lo tomó en sus manos levantando su rostro.-En cambio con este podemos hacer lo que sea, descartarlo no será un problema.- Louis gruñó moviendo su cuerpo frenético para intentar soltarse.
-No te atrevas hacerle daño, hijo de puta.-
-Lastima que tú no me dices lo que tengo que hacer.-
Un grito hizo eco en todo el lugar.
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Sobreviviente {Larry}
FanficAu donde hace tres años empezó el apocalipsis zombie y tal vez hay esperanza de encontrar una cura.