Cap. 8

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-¿Me estás jodiendo?- el omega preguntó con su voz cargada de enojo e incredulidad.

-No empecemos de nuevo con lo mismo. Te dije que iré yo y es mi última decisión.- contestó el alfa sin cambiar su postura firme. Louis lo conocía. Conocía aquel alfa como si fuera una extensión de sí mismo. Y por tal razón sabía que no iba a ser fácil cambiar su de opinión.

-No puedo dejarte ir.- contestó, una vez más con la intención de hacer cambiar de opinión a su amigo. -No puedes dejar a tu omega solo, no puedes hacerme esto a mi tampoco.-

-Louis, que te haya nombrado segundo al mando no te da el derecho a querer imponerte sobre mi.- el omega frunció el ceño. El alfa soltó un suspiro y cortó la distancia que los separaba agarrando a su amigo por la cintura y pegándolo a su pecho.- Todo va a estar bien, encontraremos esa famosa cura y volveré aquí. Con ustedes.-

El omega pudo apretar el cuerpo contrario y olerlo. Olía a un bosque lluvioso en plena primavera. Era su olor favorito entre las millones de combinaciones fascinantes alrededor del mundo. Pero su omega ya no era el mismo que solo asentía y cumplía órdenes. No, ahora él también daba las órdenes, y eso ni su mejor amigo lo podía cambiar.

-Me conoces mejor que nadie en este jodido mundo, así que ve olvidando esa idea absurda de dejar a tu gente sin su líder.- y antes de que el alfa soltara su agarre lo tomó de vuelta en la calidez de esos brazos.- Así que sé lo que vas a decir, sé que yo puedo llevar las riendas en tu ausencia, pero no quiero. Y tampoco permitiré que dejes a tu omega solo. Te necesita más que nunca.-

-No puedo confiarle esto a nadie más. Me parte el alma dejarlo solo, pero si consideramos la posibilidad de que lo que dijeron sea cierto tendremos esperanza. Louis, ¿Sabes lo que eso significa? Podríamos volver a vivir.-

-Estamos viviendo, Thomas.- este negó. ¿Cómo estaban viviendo si sus días dependían de que unos dedos y dientes no los destrozaran? Habían tenido que ver morir a tantas personas que ya no recordaba el número exacto. Personas que tenían familia, una familia que se desmoronaba en llanto cuando el cuerpo infectado daba su último suspiro.

-No, estamos sobreviviendo. Y si soy honesto ya estamos cansados de hacerlo.-

Louis sabía que era cierto. Nadie quería vivir así, contando los días, huyendo en cuanto las cosas se tornaran inseguras. Pero tenía miedo de perder a la única persona que le importaba. La única persona que le ayudaba a seguir luchando por estar un día más. Y aunque la noticia fuera lo mejor que había escuchado en años tenía un sentimiento de opresión en el pecho. Ese hombre que había irrumpido en su campamento portando armas y amenazas disfrazadas de esperanza. Sabía que ese hombre no era de confianza porque lo sentía en sus entrañas.

Pero tampoco podía dejar pasar el sentimiento que subía por su espalda y le erizaba los cabellos en la nuca. ¿Y si era real todo? ¿Y si había una cura?

-Iré yo.- cuando el alfa abrió sus gruesos labios para objetar él omega volvió a hablar.-Y no acepto un no por respuesta.-

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El cuerpo de Louis se movía de lado a lado en cuanto el vehículo se adentraba en los caminos de tierra. No fue hasta ese momento que salió de sus pensamientos y pudo pensar en lo que había pasado las últimas 3 horas. Luego de su charla con Thomas el omega había sustituido al alfa en la misión que el sargento había propuesto. Hubo muchas negativas de parte del alfa alegando que el omega de ojos azules no iba a estar al nivel para hacer frente a una misión que ponía en riesgo la última esperanza para la humanidad. Decir que lo intentó humillar fue poco, pero a pesar de que las palabras podrían ser rudas eso a Louis no le importó. Hacía años que dejó de negarse a su naturaleza, sabía cuales eran sus debilidades y sus fortalezas. Y en ningún momento dejaría que un alfa lo intentara hacer de menos.

Sobreviviente {Larry}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora