Hoy iba a ser un día común y corriente y en mi vida, pero no fue así, ya que mi padre Mason me llamó para decirme que en su trabajo están teniendo problemas con los pagos, por lo cual no van a poderle pagar por 6 meses. Obviamente, mi padre no aceptó eso y renunció. Él además me informó que nos vamos a tener que ir de California a otro lugar para poder empezar de cero y tener una nueva vida.
—Cariño, lo siento tanto, sé que estabas acostumbrada a vivir aquí, pero Cielo, si no fuera necesario, no nos iríamos, pero podemos tener una vida mejor, quizás allá encuentres amigos o yo, qué sé... —dijo mi papá tomándome de las manos, mirándome con pena.
—No te preocupes, Pa, no tengo problemas en irme, no tengo nada importante aquí — dije yo— No importa nada más...—dije esperando que el completara nuestra frase
—Si estamos tu y yo — terminó la frase, nos abrazamos y preparamos nuestras cosas para el vuelo de mañana.
Yo no tuve problemas con eso, ya que como cualquier chica de mi edad, lo único que puede llegar a tener para quedarse es o su madre, o sus amigas y yo no tengo ninguna de las anteriores, por lo cual no tuve problema con acceder. Mañana en la mañana tomaremos el vuelo, por lo tanto, tengo que dormirme temprano y empacar mis cosas.
Estaba cambiándome de ropa y arreglándome cuando me llama mi papá para decirme que ya es la hora de irnos y lograr tomar el vuelo a tiempo. Bajé corriendo las escaleras con mis maletas en mano. Cuando llegué abajo, mi papá y yo salimos de la casa dejando todo apagado y cerrado.
Cuando llegamos al aeropuerto, tomamos un vuelo a Seattle, la ciudad más cercana al pueblo donde nos vamos a hospedar indefinidamente. El vuelo no tardó mucho en salir, por lo cual ya estábamos sentados en el avión. Luego de unas horas de vuelo en las cuales me pasé leyendo y escuchando música, llegamos a Seattle. Como teníamos hambre, pasamos a comer hamburguesas en un local de comida rápida. Terminamos de comer y pedimos un taxi que nos llevará en dirección a Forks, donde nos vamos a quedar.
Luego de unas horas de viaje pude ver un cartel que decía "Bienvenidos a Forks". El auto siguió avanzando mientras yo veía por la ventana, encantada por el paisaje tan hermoso que presenciaba: árboles, bosque, pasto, neblina, amo el frío. Unos minutos después vimos otro cartel, el que decía "Reserva Quileute".
¿Luego de unos minutos llegamos a un camino de tierra, mi padre le indico al chofer que entrara por allí
— ¿Por qué mi padre conoce tan bien este lugar?... — pensé
El chofer entró por un camino de tierra en donde más adelante se veía una mancha de color azul, pero a medida que nos acercábamos se lograba divisar una casa grande y muy linda a decir verdad.
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Nos bajamos del coche y admiré la casa que estaba al frente mío.
—¡Dios!, ¡qué hermosa casa!— grité entusiasmada— Es muy linda, no sabía que nos quedaríamos en un lugar así.
—Sí... viví aquí cuando tenía tu edad — dijo mi padre bajando las maletas, fui a ayudarlo y el coche se fue—. Luego de eso conocí a tu madre y nos fuimos a vivir a California —dijo aproximándose a la entrada de la casa, abrió la puerta y quedé con la boca abierta de lo linda que era esta por dentro.
—Es mucho más linda por dentro — dije embobada.
La sala es estilo rural con colores neutros y cálidos, haciendo un lindo contraste, una chimenea de piedra con fotos de mi padre, un sillón grande con una alfombra debajo, maceteros grandes en las esquinas, vitrina con licor, repisas con muchos libros, ventanas amplias para ver al bosque y la cocina es amplia con estilo rural.
—Sube, arriba está tu habitación—. Apenas terminó de hablar, corrí hacia las escaleras, las cuales en las paredes tienen colgadas fotos y cuadros de paisajes
Cuando llegué arriba a mi habitación, casi me caí de la impresión. Es un cuarto amplio, pintado de colores cafés en las paredes, cama grande, un escritorio, y una ventana grande que da al bosque. Al frente de la ventana estaba un sillón.
—Perfecto para leer — murmuré.
Había muebles colgados en los cuales había maceteros vacíos. Al lado de la escalera, la que da a mi habitación [no tiene puerta], está un sillón café oscuro amplio.
— Hija — habló mi padre luego de tocar la madera con sus manos, simulando que tocaba la puerta—. En dos días entras a la secundaria de la reserva...
—Ok, ¿no tiene uniforme, verdad?—pregunté con intriga, ya que no me gustan los uniformes, son incómodos.
—No — dijo riéndose—. Vas con la ropa que quieras, no te preocupes —me miro y luego avanzo a donde yo estaba parada—, me abrazó y habló —¿Te gusta? —me preguntó.
—¿Qué si me gusta? Obvio que sí, esta casa es muy linda y me gusta el clima de aquí. — dije alegre, alzando y moviendo mis manos exageradamente.
—Me alegro de que te guste — besó mi coronilla y se separó de mí, se acercó a la ventana y la abrió —Ven aquí — hice caso a su petición y me di cuenta de que en la ventana hay una pequeña terraza, la cual no es muy amplia, pero brinda una vista espectacular.
—Dios, creo que esto es un sueño... ¿Es un sueño? — miré a mi papá asustada, él me miró con gracia — ¡papá!, pellízcame — tomé su mano y la coloqué en mi brazo, él me piñizcó y yo me quejé sobando mi brazo. — Eso dolió, creo que no es un sueño.
Él comenzó a reírse escandalosamente de mí. Bueno, luego de un par de minutos de charla llegó la hora de desempacar y ordenar, tuve que limpiar, barrer, trapear, ordenar, guardar, organizar y muchas cosas más, pero me gustó el resultado: dejé todo meticulosamente ordenado y organizado, ya que no quiero que esté todo desordenado.
Cuarto/habitación:
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Sala de estar:
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