Sexo, alcohol, drogas y Rock & Roll

Nuestros cuerpos drogados se dan amor

Suzuka y yo estábamos en mi camioneta, en un revoltijo de botellas medio llenas o vacías,  porros a medio fumar y dos jeringuillas mientras sonaba Come As You Are de Nirvana en la radio. Había nubes que amenazaban lluvia en el cielo esa noche por lo que, aún en mi estado, sabía que debíamos volver a casa.

-Vamos a seguir divirtiéndonos en casa ¿Si mi amor?- me costó poner la llave y hacer contacto las primeras cuatro veces pero cuando lo logré, arranqué y salimos pisteando de ahí.

-No sabes lo que me encanta tu cuerpo Moa- Suzuka me tocaba por arriba del pantalón, bajando el cierre y metiendo la mano por debajo de mis bragas.

-Cuando lleguemos a casa te haré el amor hasta que me pidas a gritos que pare- le quité la mano y seguí conduciendo, tomé una botella mirando aún la calle y bebí lo último que quedaba, zigzagueando por la calle.

...

Llegamos después de unos treinta minutos y, en el momento que traspusimos la puerta, ataqué sin piedad el cuello de Suzuka por la espalda, llevando también mis manos a aquellos senos que siempre me habían vuelto loca.

-Me encanta que no lleves sostén- dije contra la piel de su cuello, amasando sus senos y sintiendo sus pezones endurecerse bajo mis palmas.

-Nunca llevo ropa interior cuando estoy contigo- Suzuka respiraba agitadamente y soltó un sonoro gemido cuando volví a atacar su cuello.

Seguí con mi atención a sus senos, metiendo entre mis dedos sus pezones, apretando y estirando, sintiendo lo duros que estaban.

-Vamos a la habitación por favor- Suzuka estaba desesperada.

La llevé casi corriendo, desnudándonos en el camino y, apenas entramos, la puse contra la pared, abrí sus piernas y ataqué su sexo goteante.

-¡Moa!- me agarró del pelo en cuanto mi lengua atacó su clítoris, lamiendo arriba abajo. Metí dos dedos dentro de ella, sintiendo lo resbaladiza y apretada que estaba. Dejé mi trabajo y, antes de que ella protestara, la llevé a la cama y me acosté.

-Ponte en mi cara- le dije demandante y vi con arrogancia como ella se paraba frente a mí, se agarraba al cabezal y su jugoso sexo terminaba en mi cara.

-Dios, tu lengua es como una serpiente- no podía ver a Suzuka pero juraba que tenía una expresión de placer digna de una foto.

Agarré sus nalgas y seguí con mi trabajo, dando de vez en cuando una palmada o clavando mis uñas en ellas. Seguí con mi trabajo oral con maestría hasta que sentí como aquel sabor salado tan ansiado invadía mi lengua y mis labios; Suzuka tenía su primer orgasmo de la noche.

-¿Ya estás cansada mi vida?- sonreí y me limpié la boca con las sábanas -Esto aún no termina-

-¿Ah no?- su cara era de asombro -Sabes que no tengo una muy buena resistencia física, ¿Verdad?-

-No tendrás que hacer nada- me levanté de la cama y me puse a buscar en los cajones de la ropa -Porque tengo algo que demandará esfuerzo de mi parte- encontré lo que buscaba y sonreí.

-¿Qué tanto buscas y tramas Kikuchi?- su cara realmente era divertida.

-¿Alguna vez usaste un arnés?- le mostré el objeto, el pene de goma era bastante grueso y grande.

-No- Suzuka se mordía el labio inferior cuando me enganché la correa a la cintura y verificaba que estuviera bien puesto.

-Pues siempre hay una primera vez para todo- me puse entre sus piernas y comencé a lubricarlo con sus propios jugos -Si imaginas que es mío, más divertido será- le guiñé el ojo y posicioné la punta en su entrada.

-Dudo que algo tan grande pudiera ser de alguien tan pequeño- sonrió y enredó sus piernas en mi cintura.

-Cállate- la besé y justo en ese momento lo introduje completo en ella.

Comencé a embestir despacio, para dejar que se acostumbre a la sensación, procurando no lastimarla.

-Hazlo- Suzuka se aferró a mis hombros.

-Como ordene la princesa- movÍ mis caderas más rápido, se veía que ella lo disfrutaba por sus gemidos y expresiones de placer, sonreí y me aferré al cabezal.

-Dios, se siente tan bien- Suzuka acariciaba mis hombros, bajaba hasta mi pecho y volvía a subir hasta mi nuca -Casi parece real-

-¿Y qué es lo que le falta para ser real?- la miré a los ojos y notaba el fuego del placer en ellos.

-Que tú seas quien lo lleve realmente entre sus piernas- me besó con deseo y sentí sus uñas clavarse en mi carne cuando comencé a embestir más rápido y profundo.

-Tú dime cuando estés a punto de llegar al orgasmo- dije entre gruñidos por el esfuerzo.

Suzuka sólo podía gemir y pedir más, parecía una escena sacada de una película porno, su pelo totalmente desordenado, su cara roja por el deseo, sus senos rebotando ante cada embestida, la cama crugiendo, yo dando todo mi esfuerzo por hacerla sentir bien.

-Dios Moa, ya estoy cerca- esas fueron las palabras mágicas, saqué el pene de goma de su vagina y lo reemplacé con mi lengua, estimulando su clítoris con mi pulgar. Suzuka me agarró por el pelo y encerró mi cara entre sus piernas en el momento en el que explotaba de placer, tragué todo lo que me había entrado a la boca y, cuando Suzuka cayó rendida en el colchón, me quité el arnés.

-Eso fue increíble- su pecho subía y bajaba con rapidez y me abrazó por el abdomen en el momento en el que me acosté contra el respaldo.

-¿Vas a querer repetirlo mi amor?- sonreí y, de mi cajón, tomé una caja de cigarrillos y el encendedor, saqué uno para mí y le di fuego para así darle una larga pitada; dejé que el humo entrara en mis pulmones y después lo largué por la nariz.

-¿Me das uno?- Suzuka extendió el brazo, le di la caja y, cuando tuvo el cigarrillo entre los dientes, también le di fuego -Gracias bonita- y le dio una pitada mientras su mano libre se paseaba por mi abdomen desnudo.

-Tener sexo contigo es realmente gratificante- le di otra pitada a mi cigarrillo y acaricié sus nalgas -Eres como una droga-

-Una droga que consume drogas bonita- pasó por encima de mi para agarrar el cenicero y así apagar su cigarrillo.

-Una combinación explosiva- sonreí y seguí fumando, dejando que las cenizas cayeran como nieve en mi cama, después lo apagué, me puse una bata y salí al balcón cubierto. Había empezado a llover.